(Primer contacto pacífico con los barí. En la imagen, de izquierda a derecha:
Fray Adolfo de Villamañán, Fray Epifano de Valdemorrilla, Fray Romualdo de Renedo y Fray Vicente de Gusendos.
Foto tomada el 22 de julio de 1960)
El próximo dia 2 de octubre se cumplen ochenta años de aquel acontecimiento que marcó un antes y un después en la vida de los pueblos indígenas de la zona. Para conmemorar este aniversario, se trae al recuerdo la obra de Dionisio Castillo Caballero, Los barí. Su mundo social y religioso, un estudio profundo que revela la cosmovisión, las prácticas sociales y la espiritualidad de esta etnia, conocida históricamente como “motilones”.
Una etnia con raíces míticas
La investigación de Castillo parte de la mitología barí, donde los relatos de origen no solo explican el surgimiento del mundo, sino que legitiman prácticas sociales y religiosas vigentes. El personaje central es Sabaséba, “viento suave”, quien organiza la vida cósmica y social. Como señala el autor:
“El mito barí, remitiéndonos a dicha situación originaria, busca la razón de por qué ahora se encuentra este mismo mundo con orden, con sentido”.
La cosmogonía es, pues, más que un relato: es el marco que da coherencia a la identidad colectiva, a su relación con otros grupos étnicos y a su permanente experiencia de muerte y regeneración.
El mundo social: comunidad y tradición
Uno de los aspectos centrales del estudio es la organización social barí, estructurada en torno al bohío comunal, espacio de vida compartida y de transmisión de saberes. En palabras de Castillo:
“Mantienen entre sí una recíproca sociabilidad… observan una fraternal unión procediendo en todo de unánime conformidad”.
Los ritos de iniciación, la caza, la pesca y la vida comunitaria se entrelazan con normas éticas transmitidas como mandatos de Sabaséba: no matar entre ellos, trabajar juntos, compartir la caza y defender el territorio. Todo ello configura un modelo de cohesión social que ha resistido a los embates del colonialismo y la modernización forzada.
Religiosidad barí: mito y experiencia
El mundo religioso barí se muestra inseparable de su vida cotidiana. La iniciación, los cantos rituales y las figuras míticas son expresión de un universo donde lo sagrado y lo social son inseparables. Castillo advierte:
“La sociedad barí, como toda cultura primitiva, es esencialmente integradora. Existe en ella una constante conexión entre las formas sociales y religiosas”.
Los cantos y relatos, recogidos por el autor en cintas magnetofónicas, muestran la fuerza de una tradición oral que aún conserva rasgos de autenticidad, apenas tocados por la influencia occidental.
Una memoria para la misión y la historia
El valor del libro de Castillo Caballero no es solo antropológico o etnográfico, sino también misionológico. Como él mismo afirma:
“Nuestro estudio servirá para esclarecer la cultura barí, rehabilitar la auténtica imagen de este pueblo y ayudar a los misioneros en la presentación de la Buena Noticia de Jesús, que respete lo positivo de su mundo social y religioso”.
En este 80 aniversario de la fundación del Tukuko, la lectura de esta obra permite valorar mejor la gesta de los capuchinos, que no fue únicamente de evangelización, sino también de encuentro cultural y defensa de la dignidad indígena. La misión de 1945 sigue viva en la memoria de los pueblos barí y yukpa, que hoy continúan su camino entre tradiciones ancestrales y nuevos desafíos.
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