Practicando la Hospitalidad
La Jornada Mundial del Migrante y Refugiado este Año Jubilar en el que se nos anima a ser “testigos de la esperanza”, coincide con la de San Francisco de Asís, el primer fin de semana de octubre.
El mensaje que el papa León ha enviado a la Iglesia con motivo de esa jornada nos ofrece la oportunidad de reflexionar sobre el vínculo entre esperanza, migración y misión. Nos recuerda que el contexto actual en nuestro mundo “está tristemente marcado por guerras, violencia, injusticias y fenómenos meteorológicos extremos, que obligan a millones de personas a abandonar su tierra natal en busca de refugio en otros lugares… Es importante que crezca en el corazón de la mayoría el deseo de esperar un futuro de dignidad y paz para todos los seres humanos”.
Noticias sobre el fenómeno de la migración las tenemos todos los días y a todas horas. Opiniones sobre la bondad o problemática que crean los migrantes también. Cada uno tenemos o nos vamos creando nuestra propia opinión o visión sobre esta realidad, que es uno de los “signos de los tiempos”.
Desde hace unos años, una de las líneas de actuación social de los Capuchinos en España tiene que ver con este mundo de la migración. Los programas en Madrid llamados Afrique, Casa Boza, y nuestra empresa de inserción Trébede Social a través del proyecto Huerto Hermana Tierra, están orientados a la migración africana. Desde SERCADE (Servicio Capuchino para el Desarrollo), que es nuestra ONG, acompañamos a personas migrantes y refugiadas desde su llegada, tratando de ofrecerles un camino seguro, humano y transformador en esta sociedad nuestra a la que llegan y de la que quieren formar parte. Somos conscientes de que migrar no sólo es cruzar fronteras, sino que es enfrentarse a una nueva vida con incertidumbre, miedo y esperanza.
Inspirándose en el Evangelio, San Francisco de Asís decía lo siguiente: “Trata a los demás como te gustaría ser tratado si estuvieras en situación semejante”. Por eso nuestro objetivo y deseo es que cada persona migrante no sólo sobreviva, sino que viva con dignidad, pueda construir su proyecto vital y se sienta parte activa de una sociedad justa y diversa. Desde nuestra espiritualidad y visión franciscana de la vida, la migración no es un problema, sino una oportunidad colectiva de enriquecimiento mutuo. Por eso en SERCADE trabajamos para que cada historia de migración sea también una historia de integración. Estamos llamados a pasar de la hostilidad a la hospitalidad.
El papa León, en el mensaje para este año al que hacemos referencia afirma que “las comunidades que acogen migrantes y refugiados pueden ser testimonio vivo de una sociedad en la que se reconoce a todos la dignidad de hijos de Dios, en la que todos son hermanos y hermanas, parte de una única familia”.
Fr. Benjamín Echeverría, OFMCap