Viernes Ordinario 30ª Semana 4ª de Salterio
San Alonso Rodriguez, San Ángel de Acri (M)
Primera lectura: Rom 9,1-5;
Digo la verdad en Cristo, no miento —mi conciencia me atestigua que es así, en el Espíritu Santo—: siento una gran tristeza y un dolor incesante en mi corazón; pues desearía ser yo mismo un proscrito, alejado de Cristo, por el bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne: ellos son israelitas y a ellos pertenecen el don de la filiación adoptiva, la gloria, las alianzas, el don de la ley, el culto y las promesas; suyos son los patriarcas y de ellos procede el Cristo, según la carne; el cual está por encima de todo, Dios bendito por los siglos. Amén.
Salmo: Sal 147,12-13. 14-15. 19-20;
R/. Glorifica al Señor, Jerusalén
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.
Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R/.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R/
Evangelio: Lc 14,1-6.
Un sábado, entró él en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando. Había allí, delante de él, un hombre enfermo de hidropesía, y tomando la palabra, dijo a los maestros de la ley y a los fariseos: «¿Es lícito curar los sábados, o no?». Ellos se quedaron callados. Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió. Y a ellos les dijo: «¿A quién de vosotros se le cae al pozo el asno o el buey y no lo saca enseguida en día de sábado?». Y no pudieron replicar a esto.
Reflexión:
Jesús es exigente, pero no excluyente. Acepta la invitación del fariseo, pero no renuncia a su proyecto, el de mostrar el rostro compasivo y regenerador de Dios. Y cualquier momento y situación son propicios. No es la observancia legal sino la misericordia cordial lo que agrada a Dios. No se pueden colocar los valores abstractos y teóricos, aún los religiosos, sobre las urgencias humanas. El hombre nunca puede ser aplazado o desplazado. Los fariseos no respondieron a las preguntad de Jesús. Él no viola el sábado: lo libera del corsé legalista en el que lo había envuelto un judaísmo ritualista. No nos reconocerán como discípulos del Señor por las observancias sino por la caridad y la misericordia. Esto es mucho más urgente y más importante. Decía Camus: “Conozco algo peor que el odio, el amor abstracto”. Hay que concretar.