Jueves Ordinario 30ª Semana 4ª de Salterio

San Marcelo.

Primera lectura: Rom 8,31b-39;

Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no se reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, que murió, más todavía, resucitó y está a la derecha de Dios y que además intercede por nosotros? ¿Quién nos separará del amor de Cristo?, ¿la tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?; como está escrito: Por tu causa nos degüellan cada día, nos tratan como a ovejas de matanza. Pero en todo esto vencemos de sobra gracias a aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.


Salmo: Sal 108,21-22. 26-27. 30-31;

R/. Sálvame, Señor, por tu bondad.

Tú, Señor, trátame bien, por tu nombre, líbrame con la ternura de tu bondad; que yo soy un pobre desvalido, y llevo dentro el corazón traspasado. /R.

Socórreme, Señor, Dios mío, sálvame por tu bondad. Reconozcan que aquí está tu mano, que eres tú, Señor, quien lo ha hecho. /R.

Yo daré gracias al Señor con voz potente, lo alabaré en medio de la multitud: porque se puso a la derecha del pobre, para salvar su vida de los jueces.  /R.


Evangelio: Lc 13,31-35.

En aquella misma ocasión, se acercaron unos fariseos a decirle: «Sal y marcha de aquí, porque Herodes quiere matarte». Y les dijo: «Id y decid a ese zorro: “Mira, yo arrojo demonios y realizo curaciones hoy y mañana, y al tercer día mi obra quedará consumada. Pero es necesario que camine hoy y mañana y pasado, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén”. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus polluelos bajo las alas, y no habéis querido. Mirad, vuestra casa va a ser abandonada. Os digo que no me veréis hasta el día en que digáis: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!».


Reflexión:

Jesús inquietó también al poder político personificado en Herodes, que había cambiado de actitud respecto de Jesús -de la  curiosidad al temor-, pensando eliminarlo, como al Bautista. Eran dos predicadores molestos. Pero a Jesús no le arredraban las amenazas. Estaba dispuesto a llegar hasta el final. Esa será la prueba de su amor y obediencia al Padre. Y esa es la pauta que Jesús nos marca. Nos advirtió que en el mundo tendremos dificultades, pero que él está con nosotros (Jn 15,18-16,4), para que no tiemble nuestro corazón ni se acobarde (Jn 14,1). La libertad es liberadora también de miedos. La huida es el camino de los que no aman la Verdad ni andan por sus caminos. Jesús molestaba, porque la Verdad molesta. ¿Caminamos así nosotros? ¿O cualquier obstáculo nos retrae y nos lleva a cambiar de camino?


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