Martes 1ª Semana Ordiinario 3ª de Salterio
San Fulgencio, San Félix.
Primera lectura: Heb 2,5-12;
Dios no sometió a los ángeles el mundo venidero, del que estamos hablando; de ello dan fe estas palabras: ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, o el ser humano, para que mires por él? 7Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad, todo lo sometiste bajo sus pies. En efecto, al someterle todo, nada dejó fuera de su dominio. Pero ahora no vemos todavía que le esté sometido todo. Al que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pasión y muerte. Pues, por la gracia de Dios, gustó la muerte por todos. Convenía que aquel, para quien, y por quien existe todo, llevara muchos hijos a la gloria perfeccionando mediante el sufrimiento al jefe que iba a guiarlos a la salvación. El santificador y los santificados proceden todos del mismo. Por eso no se avergüenza de llamarlos hermanos, pues dice: Anunciaré tu nombre a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré.
Salmo: Sal 8,2ab.5-9;
¡Señor, Dios nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra! Ensalzaste tu majestad sobre los cielos. ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano, para mirar por él? Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad; 7le diste el mando sobre las obras de tus manos. Todo lo sometiste bajo sus pies. Rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar que trazan sendas por el mar.
Evangelio: Mc 1,21b-28.
Y entran en Cafarnaún y, al sábado siguiente, entra en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas. Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar: «¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios». Jesús lo increpó: «¡Cállate y sal de él!». El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos: «¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen». Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.
Reflexión:
Jesús inicia su actividad trayendo interrogantes a la vida: una enseñanza sólida, “con autoridad”, no sofisticada, libre y liberadora de las esclavitudes del hombre, “nueva” y rubricada con sus obras: Jesús no es rutina. Encarna la novedad. Una actitud necesaria, porque cuando el presente se convierte en pasado, todo se fosiliza, se enfría y no entusiasma. Así lo percibían no solo la gente sino los poseídos por el espíritu del Mal, que reconocían en Jesús al Santo de Dios. Comienza la confrontación del Espíritu de Dios, espíritu liberador, y el espíritu del Mal, espíritu esclavizador. Espíritus irreconciliables -“¿Qué hay entre tú y nosotros?”-. Un enfrentamiento permanente a lo largo del Evangelio. Jesús impone silencio al espíritu del Mal y libera al “poseído”, marcando su línea de acción pastoral, una pastoral liberadora.