Viernes Ordinario 27ª Semana 1ª de Salterio

Santo Tomas de Villanueva, San Luis Beltrán.

Primera lectura: Jl 1,13-15; 2,1-2;

Vestíos de luto, haced duelo, sacerdotes, gritad, servidores del altar.  Venid y pasad la noche en sacos, servidores de Dios, pues no hay en el templo de vuestro Dios ofrenda y libación. Proclamad un ayuno santo, convocad la asamblea, reunid a los jefes, a todos los habitantes del país en la casa de vuestro Dios y llamad a gritos al Señor. ¡Ay del día! Se acerca el Día del Señor, llega como ruina arrolladora. 

Tocad la trompeta en Sión, gritad en mi monte santo, se estremecen todos los habitantes del país, pues llega el Día del Señor. Sí, se acerca, 2día de oscuridad y negrura, día de niebla y oscuridad, como el alba, sobre los montes, avanza un gentío innumerable, poderoso como nunca lo hubo ni lo habrá tras él por generaciones.


Salmo: Sal 9,2-3.6 y 16.8-9;

R/. El Señor juzgará el orbe con justicia

Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
proclamando todas tus maravillas;
me alegro y exulto contigo
y toco en honor de tu nombre, oh, Altísimo. R/.

Reprendiste a los pueblos, destruiste al impío
y borraste para siempre su apellido.
Los pueblos se han hundido en la fosa que hicieron,
su pie quedó prendido en la red que escondieron. R/.

Dios está sentado por siempre en el trono
que ha colocado para juzgar.
Él juzgará el orbe con justicia
y regirá las naciones con rectitud. R/.


Evangelio: Lc 11,15-26.

Pero algunos de ellos dijeron: «Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios echa los demonios». Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa. Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino? Pues vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú. Pero, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros, pero, cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte su botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama. Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por lugares áridos, buscando un sitio para descansar, y, al no encontrarlo, dice: “Volveré a mi casa de donde salí”. Al volver se la encuentra barrida y arreglada. Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio». 


Reflexión:

A Jesús las autoridades judías le acosaban, pidiéndole pruebas que legitimaran su comportamiento y sus enseñanzas, acusándole de que actuaba en nombre y con el poder del “príncipe de los demonios”. Jesús afronta los acosos y las acusaciones con entereza. Pero, no hay peor sordo que el que no quiere oír ni peor ciego que el que no quiere ver. Él vino, precisamente, lleno del Espíritu del Señor, a abrir los oídos a los sordos y a devolver la vista a los ciegos (Lc 4,16-19), pero, aún así, sus adversarios persistían sordos y ciegos, inmunizados a esa presencia del Espíritu que actuaba en él. Un peligro no solo de aquel tiempo. También a los discípulos, de ayer y de hoy, nos hace la misma recriminación: “¿Teniendo ojos  no veis y teniendo  oídos y nos oís?” (Mc 8,18).


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