Miércoles 17º semana Tiempo Ordinario 1ª de salterio

San Ignacio de Loyola.

Primera lectura: Jeremías 15, 10. 16-21

¿Por qúe se ha hecho crónica mi llaga? Si vuelves, estarás a mi servicio.
 


Salmo: 58, 2-3. 4-5a. 10-11. 17. 18

R/. Dios es mi refugio en el peligro.
 


Evangelio: Mateo 13, 44-46

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
—El reino de los cielos puede compararse a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra, lo primero que hace es esconderlo de nuevo; luego, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra aquel campo.
También puede compararse el reino de los cielos a un comerciante que busca perlas finas. Cuando encuentra una de mucho valor, va a vender todo lo que tiene y la compra.

 


Reflexión:

Estas dos parábolas hablan no solo de la calidad del Reino sino de la perspicacia y la radicalidad que demanda en los hombres. El Reino exige tomar decisiones lúcidas y radicales. ¡Qué raramente damos la impresión de ser afortunados y, sin embargo, lo somos! El reino de Dios es un tesoro y una perla preciosa, que merece apostar decididamente por él. Frecuentemente damos más la impresión de ser consumidores de sucedáneos que de buscadores de tesoros. Sin embargo el Reino de Dios es solo apto para buscadores apasionados y para inversores arriesgados y audaces. La opción por Dios, por Cristo, por el Reino ha de ser una opción alegre y por la alegría. Son un tesoro, una perla. Ser creyente en Cristo no es una pena, es una gracia. ¡Y qué poco lo reflejamos en nuestros ritmos cansinos, nuestros tonos rutinarios…! Actuemos como inversores audaces y buscadores intrépidos.
 


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