Lunes 18º semana Tiempo Ordinario 2ª de salterio
Nuestra Señora de Las Nieves.
Primera lectura: Jeremías 28, 1-17
Jananías, el Señor no te ha enviado, y tú has inducido al pueblo a una falsa confianza.
Salmo: 118, 29. 43. 79. 80. 95. 102
R/. Señor, enséñame tus normas.
Evangelio: Mateo 14, 13-21
En aquel tiempo, cuando Jesús se enteró de la muerte de Juan, el Bautista, subió a una barca y se retiró de allí él solo a un lugar solitario.
Pero la gente, al saberlo, salió de los pueblos y lo siguió a pie por la orilla.
Al desembarcar Jesús y ver toda aquella multitud, se compadeció de ellos y curó a los enfermos.
La tarde comenzaba a caer y los discípulos se acercaron a él para decirle:
—La hora ya es avanzada y este es un lugar despoblado. Despide a la gente para que vaya a las aldeas a comprarse comida.
Jesús les contestó:
—No tienen por qué irse. Denles de comer ustedes mismos.
Ellos replicaron:
—Aquí solo tenemos cinco panes y dos peces.
Dijo Jesús:
—Tráiganmelos.
Mandó Jesús que la gente se recostara sobre la hierba; luego tomó los cinco panes y los dos peces y, mirando al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a sus discípulos para que ellos los distribuyeran entre la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos, y todavía se recogieron doce cestos llenos de trozos sobrantes de pan. Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres ni los niños.
Reflexión:
Jesús fue una persona sensible a las carencias humanas: enferme dades, marginación… No se desentendió, abordó los problemas, los tocó y en la medida de lo posible aportó soluciones. Y nos enseñó aobrar así, a no remitir a otras puertas cuando llamen a la nuestra: “Dadles vosotros de comer…”. ¿Cuántos panetenéis?. Le dicen: cinco y dos peces (Mc 6,38). Creían que era poco, ¡y era lo necesario! Jesús asumió esa profesión de pobreza y multiplicó con su bendición las reducidas provisiones hasta el punto de subvenir sobradamente a la necesidad del momento. “Se recogieron doce canastas.” (Mc 6,43). ¿Cuántos panes tenéis? Una pregunta orientada más a entregar nuestros “panes” que a contabilizarlos; a descubrir con gratitud que Dios nos ha hecho “pan” para las hambres del mundo.