Miércoles 34º Semana Ordinario 2º de salterio

Virgen de La Medalla Milagrosa

Primera lectura: Apocalipsis 15, 1-4

Cantaban el cántico de Moisés y el cántico del Cordero
 


Salmo: 97, 1. 2-3ab. 7-8. 9

R/. Maravillas sin cuento has realizado,
Señor, Dios dueño de todo.

 


Evangelio: Lucas 21, 12-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—Les echarán mano, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y los meterán en la cárcel. Por causa de mí los conducirán ante reyes
y gobernadores; tendrán así oportunidad de dar testimonio.
En tal situación háganse el propósito de no preocuparse por la propia defensa, porque yo les daré entonces palabras y sabiduría tales, que ninguno de sus enemigos podrá resistirlos ni contradecirlos.
Hasta sus propios padres, hermanos, parientes y amigos los traicionarán; y a bastantes de ustedes les darán muerte.
Todos los odiarán por causa de mí; pero ni un solo cabello de ustedes se perderá. Manténganse firmes y alcanzarán la vida.

 


Reflexión:

Jesús no silencia la hostilidad que por fidelidad a su nombre habrán de sufrir sus seguidores. Será la oportunidad para un testimonio evange lizador, y disfrutar de la condición de “bienaventurados”. Por eso nohay que buscar palabras de sabiduría humana en la defensa. Jesús será nuestra palabra y nuestra garantía. Nuestra vida está en las manos de Dios: él es nuestro defensor. Entregar la vida a Dios y a su proyecto aporta serenidad, pero no dispensa de asumir riesgos. La fidelidad debe ser contrastada. “Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas”. Es cómodo sentirse en las manos de Dios cuando la vida nos sonríe, cuando esas manos tienen forma de cuna y de abrazo. No lo es tanto, cuando el sufrimiento se hace presente y esas manos tienen forma de cruz… Pero son las mismas y son del mismo.
 


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