Miércoles Ordinario 29ª Semana 3ª de Salterio
San Juan Pablo II, Santa María Salomé.
Primera lectura: Rom 6,12-18;
Que el pecado no siga reinando en vuestro cuerpo mortal, sometiéndoos a sus deseos; no pongáis vuestros miembros al servicio del pecado, como instrumentos de injusticia; antes bien, ofreceos a Dios como quienes han vuelto a la vida desde la muerte, y poned vuestros miembros al servicio de Dios, como instrumentos de la justicia. Porque el pecado no ejercerá su dominio sobre vosotros: pues no estáis bajo ley, sino bajo gracia. Entonces, ¿qué? ¿Pecaremos, puesto que no estamos bajo ley, sino bajo gracia? ¡En absoluto! ¿No sabéis que, cuando os ofrecéis a alguien como esclavos para obedecerlo, os hacéis esclavos de aquel a quien obedecéis: bien del pecado, para la muerte, bien de la obediencia, ¿para la justicia? Pero gracias sean dadas a Dios, porque erais esclavos del pecado, más habéis obedecido de corazón al modelo de doctrina al que fuisteis entregados; liberados del pecado, os habéis hecho esclavos de la justicia.
Salmo: Sal 123,1b-3. 4-6. 7-8;
R/. Nuestro auxilio es el Nombre del Señor.
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte -que lo diga Israel-, si el Señor no hubiera estado de nuestra cuando nos asaltaban los hombres, nos habrían tragado vivos: tanto ardía su ira contra nosotros. R/.
Nos habrían arrollado las aguas, llegándonos el torrente hasta el cuello; nos habrían llegado hasta el cuello las aguas impetuosas. Bendito el Señor, que no nos entregó en presa a sus dientes. R/.
Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador: la trampa se rompió, y escapamos. Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra. R/.
Evangelio: Lc 12,39-48.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, velaría y no le dejaría abrir un boquete en casa. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre». Pedro le dijo: «Señor, ¿dices esta parábola por nosotros o por todos?». Y el Señor dijo: «¿Quién es el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para que reparta la ración de alimento a sus horas? Bienaventurado aquel criado a quien su señor, al llegar, lo encuentre portándose así. En verdad os digo que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si aquel criado dijere para sus adentros: “Mi señor tarda en llegar”, y empieza a pegarles a los criados y criadas, a comer y beber y emborracharse, vendrá el señor de ese criado el día que no espera y a la hora que no sabe y lo castigará con rigor, y le hará compartir la suerte de los que no son fieles. El criado que, conociendo la voluntad de su señor, no se prepara ni obra de acuerdo con su voluntad, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, ha hecho algo digno de azotes, recibirá menos. Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará; al que mucho se le confió, más aún se le pedirá.
Reflexión:
Las advertencias de vivir con lámparas encendidas suscitaron en Pedro una pregunta significativa: “¿Has dicho esta parábola por nosotros o por todos?”. Sentirse no afectados por la palabra del Señor, pensar que eso es para los demás, es una tentación frecuente. La invitación a la vigilancia es para todos, y especialmente para aquellos que tienen la misión de servir el Evangelio. Pues “al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá”. Por eso la diligencia y la humildad deben ser las actitudes de quienes el Señor ha confiado la luz del Evangelio. Conocer a Jesús es un privilegio y una responsabilidad. La pregunta de Pedro halló respuesta en las palabras de Jesús: “Lo que os digo a vosotros, lo digo para todos. Velad” (Mc 13,37).