Jueves Solemnidad 19º semana Tiempo Ordinario 3ª de salterio
Asunción de La Virgen María.
Primera lectura: Apocalipsis 11, 19a; 12, 1. 3-6a. 10ab
Una mujer vestida del sol, y la luna bajo sus pies.
Salmo: 44, 10bc. 11-12ab. 16
R/. De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro.
Segunda lectura: 1 Corintios 15, 20-27a
Primero Cristo, como primicia; después todos los que son de Cristo.
Evangelio: Lucas 1, 39-56
En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la
criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá». María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava. | Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con
su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia —como lo había prometido a nuestros padres— en favor de Abrahán y su descendencia por siempre». María se quedó con ella unos tres meses y volvió a su casa.
Reflexión:
La solemnidad del 15 de agosto celebra la gloriosa Asunción de María al cielo : fiesta de su destino de plenitud y bienaventuranza, de la glorificación de su alma inmaculada y de su cuerpo virginal, de su perfecta configuración con Cristo resucitado; una fiesta que propone a la Iglesia y a la humanidad la imagen y la consoladora prenda del cumplimiento de la esperanza final; pues dicha glorificación plena es el destino de aquellos que Cristo ha hecho hermanos, teniendo en común con ellos la carne y la sangre. Por eso la Iglesia admira y ensalza a María como el fruto más espléndido de la redención y la contempla como una imagen de lo que ella misma, toda entera, espera y ansía ser” (Pablo VI). La Asunción de María significa el triunfo de la fe. La prueba de que Cristo no defrauda. “ donde esté yo estará también el que me haya seguido”. Y nadie lo siguió tan de cerca como su Madre.