Sábado Fiesta 23º semana Tiempo Ordinario 3ª de salterio

Exaltación de La Santa Cruz.

Primera lectura: Números 21, 4b-9

Cuando una serpiente mordía a alguien, este miraba a la serpiente de bronce y salvaba la vida.
 


Salmo: 77, 1-2. 34-35. 36-37. 38

R/. No olviden las proezas del Señor.
 


Segunda lectura: Filipenses 2, 6-11

Se humilló a sí mismo; por eso Dios lo exaltó sobre todo.
 


Evangelio:

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el
mundo se salve por él.

 


Reflexión:

El signo de la cruz preside muchos espacios de nuestra geografía, de nuestra vida y de nuestra muerte. Pero es también verdad que, con frecuencia, nuestra vida es una huída vergonzante de la cruz. ¡Tan contradictorios somos! Nos hemos modelado un Cristo estético, solemne, dominando desde la cruz, convertida en adorno, los pasos inseguros de un mundo desatinado. La hemos dorado tanto que la hemos hecho irreconocible como cruz de Cristo. Es la señal del cristiano -“El que quiera… tome la cruz y me siga” (Mt 16,24). Una cruz que no hay que exaltar cuanto interiorizar. Por ella fuimos rescatados de nuestros pecados; en ella se hizo manifiesta la densidad del amor de Dios (Jn 3,16); por ella fuimos introducidos en una vida de esperanza. Pero la Cruz no es solo historia pasada: forma parte de la propuesta permanente de Jesús (Mc 8,34). San Pablo advertirá, refiriéndose a cristianos que “hay muchos que viven como enemigos de la cruz de Cristo” (Flp 3,18).
 


  • Compártelo!