Miércoles Ordinario 10ª Semana 4ª de Salterio
San Bernabé Apóstol.
Primera lectura: Hch 11,21b-26; 13,1-3;
En aquellos días, muchos creyeron y se convirtieron.
Al enterarse de esto, la Iglesia de Jerusalén envió a Bernabé a Antioquía. Cuando llegó y vio la gracia que Dios les había concedido, él se alegró mucho y exhortaba a todos a permanecer fieles al Señor con un corazón firme. Bernabé era un hombre bondadoso, lleno del Espíritu Santo y de mucha fe. Y una gran multitud adhirió al Señor.
Entonces partió hacia Tarso en busca de Saulo, y cuando lo encontró, lo llevó a Antioquía. Ambos vivieron todo un año en esa Iglesia y enseñaron a mucha gente. Y fue en Antioquía, donde por primera vez los discípulos recibieron el nombre de «cristianos».
En la Iglesia de Antioquía había profetas y doctores, entre los cuales estaban Bernabé y Simeón, llamado el Negro, Lucio de Cirene, Manahén, amigo de infancia del tetrarca Herodes, y Saulo.
Un día, mientras celebraban el culto del Señor y ayunaban, el Espíritu Santo les dijo: «Resérvenme a Saulo y a Bernabé para la obra a la cual los he llamado».
Ellos, después de haber ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.
Salmo: Sal 97,1b-6
R. El Señor reveló su justicia a los ojos de las naciones.
Canten al Señor un canto nuevo,
porque Él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria. R.
El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel. R.
Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos. R.
Canten al Señor con el arpa
y al son de instrumentos musicales;
con clarines y sonidos de trompeta
aclamen al Señor, que es Rey. R.
Evangelio: Mt 10,7-13.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: - Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos.
Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios. Gratis habéis recibido, dad gratis. 9No os procuréis en la faja oro, plata ni cobre; ni tampoco alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento.
Cuando entréis en una ciudad o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis.
Al entrar en una casa, saludadla con la paz; si la casa se lo merece, vuestra paz vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros.
Reflexión:
Hoy la Iglesia celebra la fiesta de san Bernabé, "un buen hombre, lleno de fe y del Espíritu Santo" (Hch 11,24), admirador y colaborador de San Pablo, a quien, en Jerusalén, presentó a los discípulos, recelosos de la autenticidad de su conversión, avalándolo e invitando a acogerlo como discípulo del Señor. Aunque no formó parte del grupo de los Doce, probablemente sí formó parte del grupo de los Setenta (Lc 10,1). Considerado apóstol por los primeros Padres de la Iglesia, algunas tradiciones hablan de su martirio, hacia el año 70, en Salamina, en la isla de Chipre, lapidado. El texto evangélico ofrece el boceto de la primera misión de los Doce, y presentada con las características de la misión de Jesús: curar, sanar y anunciar la llegada del Reino de Dios.