Sábado Pascua 7ª Semana 3ª de Salterio
San Roberto, San Jeremías.
Primera lectura: Hch 28,16-20. 30-31;
Una vez en Roma, le permitieron a Pablo vivir por su cuenta en una casa, con el soldado que lo vigilaba.
Tres días después, convocó a los judíos principales y, cuando se reunieron, les dijo: «Yo, hermanos, sin haber hecho nada contra el pueblo ni contra las tradiciones de nuestros padres, fui entregado en Jerusalén como prisionero en manos de los romanos.
Me interrogaron y querían ponerme en libertad, porque no encontraban nada que mereciera la muerte; pero, como los judíos se oponían, me vi obligado a apelar al César; aunque no es que tenga intención de acusar a mi pueblo.
Por este motivo, pues, os he llamado para veros y hablar con vosotros; pues por causa de la esperanza de Israel llevo encima estas cadenas».
Permaneció allí un bienio completo en una casa alquilada, recibiendo a todos los que acudían a verlo, predicándoles el reino de Dios y enseñando lo que se refiere al Señor Jesucristo con toda libertad, sin estorbos.
Salmo: Sal 10,4. 5 y 7;
R/.Los buenos verán tu rostro, Señor
El Señor está en su templo santo,
el Señor tiene su trono en el cielo;
sus ojos están observando,
sus pupilas examinan a los hombres. R/.
El Señor examina a inocentes y culpables,
y al que ama la violencia él lo odia.
Porque el Señor es justo y ama la justicia:
los buenos verán su rostro. R/.
Evangelio: Jn 21,20-25.
Pedro, volviéndose, vio que les seguía el discípulo a quien Jesús amaba, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?».
Al verlo, Pedro dice a Jesús: «Señor, y este, ¿qué?».
Jesús le contesta: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme».
Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?».
Este es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero.
Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni el mundo entero podría contener los libros que habría que escribir.
Reflexión:
Como Pedro, a veces sentimos un interés curioso por la suerte de los demás. Jesús le dice que cada uno tiene “asignado” un puesto y un tiempo. Lo importante es “seguirle” a él. Se ha escrito mucho sobre la identidad de este “discípulo amado”, que recostó su cabeza en el pecho de Jesús el Jueves santo. ¿Quién es? ¿Juan, el hermano de Santiago? En todo caso es una figura que siempre aparece próximo a Jesús, y que puede identificar la cualidad del verdadero discipulado: la cercanía al Maestro. Algunos ven el reflejo de una tensión entre la comunidad apostólica, capitaneada por Pedro, y la comunidad joánica, representada por el discípulo amado, pero no parece que esto sea así. En el libro de los hechos Pedro y Juan aparecen en una armónica relación.