Sábado 19º semana Tiempo Ordinario 3ª de salterio

San Jacinto, Santa Beatriz de Silva.

Primera lectura: Ezequiel 18, 1-10. 13b. 30-32

Os juzgaré a cada uno según su proceder.
 


Salmo: 50, 12-13. 14-15. 18-19

R/. Crea en mí, oh Dios, un corazón puro.
 


Evangelio: Mateo 19, 13-15

En aquel tiempo, le presentaron unos niños a Jesús para que orara poniendo las manos sobre ellos. Los discípulos reñían a quienes los
llevaban, pero Jesús dijo:
—Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan, porque el reino de los cielos es para los que son como ellos.
Y después de poner las manos sobre los niños, se fue de allí.

 


Reflexión:

Una escena sencilla y elocuente que muestra cómo los criterios de valoración de Jesús contrastan con los de su sociedad y con los de sus discípulos. Frente a la dureza de corazón, la limpieza de corazón de los niños. Frente a la autosuficiencia, la debilidad de los pequeños. Frecuentemente queremos rodearnos de lo que dignifica socialmente. El estilo de Jesús era otro. Su acogida de los niños no era solo un gesto de ternura, que también, sino revelador de su “magisterio”. Eleva al niño, lo que no cuenta, a la categoría de referente, de paradigma. Ser como ellos, hacerse niño es imprescindible… No es la reivindicación del infantilismo inmaduro, sino la llamada a dejarse querer y hacer por Dios, a acoger el Reino como un don. A vivir sin la ambición y la hipocresía de los “mayores”. ¿Cuánto tiempo dedicamos a las cosas menores? Y ¿cuánto nos deslumbran las mayores? ¿Con qué criterios medimos la vida?.
 


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