Marte 19º semana Tiempo Ordinario 3ª de salterio

San Hipólito, San Ponciano.

Primera lectura: Ezequiel 2, 8-3, 4

Me dio a comer el volumen y me supo en la boca dulce como la miel.
 


Salmo: 118, 14. 24. 72. 103. 111. 131

R/. ¡Qué dulce, Señor, es al paladar tu promesa!.
 


Evangelio: Mateo 18, 1-5. 10. 12-14

En aquel tiempo, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: —¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?
Jesús llamó a un niño y, poniéndolo en medio de ellos, dijo:
—Les aseguro que, si no cambian de conducta y vuelven a ser como niños, no entrarán en el reino de los cielos. El más importante en el reino de los cielos es aquel que se vuelve pequeño como este niño. Y el que recibe en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe. Cuídense, pues, de despreciar a alguno de estos pequeños, porque les aseguro que en el cielo sus ángeles están siempre en presencia de mi Padre celestial.
¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le extravía una de ellas, ¿no dejará las otras noventa y nueve en el monte e irá en busca de la extraviada? Y, si logra encontrarla, les aseguro que sentirá más alegría por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado.
De la misma manera, el Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños.

 


Reflexión:

La pregunta es pertinente -“¿Quién es el mayor en el Reino?”-. Y la respuesta es meridiana en su claridad: los más menores, los peque ños. Así de paradójico es el Reino de Dios y sus opciones y varemospreferenciales y por esos seremos medidos. La parábola del pastor y las cien ovejas muestra cómo no es la cantidad, lo grande, lo que debe ser cuidado, sino lo pequeño. Para Dios nada es irrelevante, porque para el amor nada ni nadie lo es. Jesús invita a hacer una lectura desde “abajo”, desde “lo que no cuenta”. La invitación no lo es al infantilismo sino a situarse ante la vida sin prepotencia. Una buena recomendación pastoral.
A veces, equivocados, queremos ganarnos a Dios haciendo cosas grandes; María dejó que el Señor las hiciera en su humildad.

 


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