Sábado 4ª Semana de Cuaresma

San Ciriaco, Santa Eusebia, San Juan de Brébeuf

Primera lectura: Jeremías 11, 18-20

Yo, como manso cordero, era llevado al matadero.


Salmo: 7, 2-3. 9bc-10. 11-12

R/. Señor, Dios mío, en ti me refugio.
 


Evangelio: Juan 7, 40-53

En aquel tiempo, algunos de los que estaban escuchando estas palabras afirmaban:

—Seguro que este es el profeta esperado.

Otros decían:

—Este es el Mesías.

Otros  por el contrario, replicaban:

—¿Pero es que el Mesías puede venir de Galilea? ¿No afirma la Escritura que el Mesías tiene que ser de la familia de David y de Belén, el pueblo de David?

Así que la gente andaba dividida por causa de Jesús. Algunos querían prenderlo, pero nadie se atrevió a ponerle la mano encima. Y como los guardias del Templo se volvieron sin él, los jefes de los sacerdotes y los fariseos les preguntaron:

—¿Por qué no lo han traído?

Los guardias contestaron:

—Nadie ha hablado jamás como este hombre.

Los fariseos replicaron:

—¿También ustedes se han dejado seducir? ¿Acaso alguno de nuestros jefes o de los fariseos ha creído en él? Lo que ocurre es que todos estos que no conocen la ley son unos malditos.

Pero uno de ellos, Nicodemo, que con anterioridad había acudido a Jesús, intervino y dijo:

—¿Permite nuestra ley condenar a alguien sin una audiencia previa para saber lo que ha hecho?

Los otros le replicaron:

—¿También tú eres de Galilea? Examina las Escrituras y verás que de Galilea no ha salido jamás un profeta.

Terminada la discusión, cada uno se marchó a su casa.


Reflexión:

El evangelio de hoy es peculiar: Jesús está en el centro, y sin embargo no aparece personalmente. Se trata de un debate sobre Jesús. Desde el principio fue anunciado como “signo de contradicción” ante quien se descubrirán los pensamientos de los hombres (Lc 2,34). ¡Ante él hay que descubrirse! Tres ideas a destacar: 1) Los prejuicios ciegan y bloquean: Hay que escuchar primero, y no es fácil… Muchas veces los “conocimientos” impiden ver y la “ciencia” impide alcanzar la verdadera “sabiduría”. Solo los sencillos se dejan cuestionar y “reconocen” la verdad, porque no tienen que temer nada de ella: solo “los limpios de corazón verán a Dios” (Mt 5,8). 2) Jesús “hablaba” bien y “hacía” el bien, y “el hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan, o si escuchan a los que enseñan es porque dan testimonio”. 3) Jesús trae conflicto, también sino para los que le sigan.


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