Martes de Fiesta 18º semana Tiempo Ordinario 2ª de salterio

La Transfiguración del Señor.

Primera lectura: Daniel 7, 9-10. 13-14

Su vestido era blanco como nieve.
 


Salmo: 96, 1-2. 5-6. 9

R/. El Señor es rey, altísimo en toda la tierra.
 


Evangelio: Marcos 9, 1-9

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, sube aparte con ellos solos a un monte alto, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para
Elías». No sabía qué decir, pues estaban asustados. Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube: «Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo». De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos. Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contasen a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Esto se les quedó grabado y discutían qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos.

 


Reflexión:

Para los que caminamos por ¨cañadas oscuras” (Sal 23,4), es de gran importancia subir a este monte y plantar allí la tienda. Hoy el senderismo, el alpinismo están de moda. Y los cristianos deberíamos integrar  esta sensibilidad en nuestra espiritualidad, que comenzó por llamarse “seguidores del Camino” (Hch 9,2), y que tiene en Jesús, además de el Camino (Jn 14,6), un excelente pionero (Heb 12,2). La Transfiguración del Señor nos habla de su realidad más profunda, y nos confronta con nuestra realidad más profunda. También nosotros hemos sido transfigurados en “hijos de Dios” (1 Jn 3,1). Aunque la densidad de esa filiación está aún por ver: “Ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es” (1 Jn 3,2). Vivir esta fiesta con propiedad significa apropiarnos su mensaje.


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