Jueves 4ªSemana Ordinario 2ª de Salterio

San Pablo Miki, Cc.Mtres. San Pedro Bautista y Compañeros

Primera lectura: Heb 12,18-19.21-24;

Hermanos: No os habéis acercado a un fuego tangible y encendido, a densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni al estruendo de las palabras, oído el cual, ellos rogaron que no continuase hablando,

Y tan terrible era el espectáculo, que Moisés exclamó: Estoy temblando de miedo. Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a las miríadas de ángeles, a la asamblea festiva de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos; a las almas de los justos que han llegado a la perfección, y al Mediador de la nueva alianza, Jesús, y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel.


Salmo: Sal 47,2. 3-4. 9. 10-11;

R/. Oh Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo

Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios, su monte santo, altura hermosa, alegría de toda la tierra. R/.

El monte Sión, vértice del cielo, ciudad del gran rey; entre sus palacios, Dios descuella como un alcázar. R/.

Lo que habíamos oído lo hemos visto en la ciudad del Señor de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios:  que Dios la ha fundado para siempre. R/.

Oh Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo:  como tu renombre, oh Dios, tu alabanza llega al confín de la tierra;  tu diestra está llena de justicia. R/.


Evangelio: Mc 6,7-13.

En aquel tiempo, llamó a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y decía: «Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. 1Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, en testimonio contra ellos». Ellos salieron a predicar la conversión, 1echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.


Reflexión:

Jesús eligió a los Doce “para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar”. Han convivido con Jesús, han visto y oído, y ha llegado la hora de pasar a la acción. Les envía a hacer prácticas, con recomendaciones sencillas y concretas: el bagaje del evangelizador es el mensaje que anuncia y encarna. Y el mensaje es el evangelio de la conversión, que no puede anunciarse sino desde la esencialidad de la vida. Una lección importante: frente a la sofisticación de los medios, la esencialidad del mensaje. A veces revestimos el Evangelio de “poder”, creyendo que así lo hacemos eficaz y creíble; pero eso lo desnaturaliza. Evangelizar no es captar masas  ni deslumbrar sino abrir corazones e iluminarlos. Evangelizar tiene contenido y estilo propios. Y puede que, a veces, nos falte estilo.


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