Cantando la vida
En 2025 celebraremos el VIII Centenario de la composición del Cántico de las criaturas, un texto que no surge en una mañana de primavera del corazón de un hombre a quien sonreía la vida, sino cuando Francisco yacía enfermo en San Damián tras haber recibido en su frágil cuerpo las marcas de Jesús. La alabanza de Francisco se dirige a Dios, no a las criaturas, por eso lo que celebramos no es un canto ecológico, sino creyente.
Las diversas alabanzas del Cántico hablan bien de Dios, lo bendicen y proclaman su gloria por medio de todas las criaturas que ofrecen muchos motivos de agradecimiento, por su belleza, utilidad y su significado.
En el pensamiento de Francisco, ser hermano y hermana implica un único origen que es justamente Dios Padre, el "Altísimo, omnipotente, buen Señor", del cual todas las criaturas proceden y al cual vuelven.
En el cartel de este año aparece san Francisco en actitud de alabanza, envuelto por una melodía formada por notas musicales que nos recuerdan el origen musical del texto.
Se cree que en su origen el Cántico estaba provisto de acompañamiento musical, compuesto por el propio Francisco, pero hoy perdido. No tenemos esa música original, la que habría utilizado Francisco, y según la tradición, los hermanos León y Ángel, para entonarlo por primera vez.
De fondo aparecen algunos símbolos que nos remiten a los distintos elementos que aparecen en el Cántico: sol, luna, estrellas, agua, fuego, hojas, viento, tierra...
La onda musical que rodea a Francisco bien podría ser el amor de Dios que envolvió toda su vida y que dio origen a su universal canto de alabanza.