Jueves 8ª semana Tiempo Ordinario 4ª de salterio

San Fernando

Primera lectura: 1 Pedro 2, 2-5. 9-12

Vosotros sois un sacerdocio real, una nación santa, para que anunciéis las proezas del que os llamó.
 


Salmo: 99, 2. 3. 4. 5

R/. Acudan con gozo a la presencia del Señor.
 


Evangelio: Marcos 10, 46-52

En aquel tiempo, cuando Jesús salía de Jericó acompañado de sus discípulos y de otra mucha gente, un ciego llamado Bartimeo (es decir, hijo de Timeo) estaba sentado junto al camino pidiendo limosna.
Al enterarse de que era Jesús de Nazaret quien pasaba, empezó a gritar:
—¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!
Muchos le decían que se callara, pero él gritaba cada vez más:
—¡Hijo de David, ten compasión de mí!
Entonces Jesús se detuvo y dijo:
—Llámenlo.
Llamaron al ciego, diciéndole:
—Ten confianza, levántate, él te llama.
El ciego, arrojando su capa, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le preguntó:
—¿Qué quieres que haga por ti?
Contestó el ciego:
—Maestro, que vuelva a ver.
Jesús le dijo:
—Puedes irte. Tu fe te ha salvado.
Al punto recobró la vista y siguió a Jesús por el camino.

 


Reflexión:

¿Qué quieres que haga por ti? Jesús se ofrece, pero no impone el ser vicio; quiere que el hombre tome la iniciativa en su propia salvación, pues una salvación impuesta no es sino otra forma de esclavitud. Señor, que vea (Lc 18, 41), fue la respuesta. Su carencia más profunda y más sentida era la falta de visión, de luz. Petición diferente a la de los Zebedeos. Una misma pregunta, con dos respuestas distintas. Una pide ver; otra, poder. Al que pidió ver, porque es Luz y vino a dar testimonio de la luz, Jesús le devolvió la vista; a los que pedían poder, él, que había venido a servir, les recordó que eso no era de su competencia. Hoy Jesús sigue recorriendo caminos y acercándose a cada uno con idéntica pregunta: ¿Qué quieres que haga por ti? ¿Sentiremos la misma necesidad que aquel pobre ciego -la de ver-, o nos contentaremos solo con tener algo más de bienestar.?
 


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