Sábado Fiesta Tiempo Navidad
Santos Inocentes.
Primera lectura: 1 Juan 1, 5—2, 2
La sangre de Jesús nos limpia de todo pecado
Salmo: 123, 2-3. 4-5. 7b-8
R/. Hemos salvado la vida, como un pájaro
de la trampa del cazador.
Evangelio: Mateo 2, 13-18
Cuando se retiraron los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo». José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta:
«De Egipto llamé a mi hijo». Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos. Entonces se cumplió lo dicho por medio del profeta Jeremías: «Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos y rehúsa el consuelo, porque ya no viven»
Reflexión:
La Navidad lanza mensajes de gran seriedad: Jesús vino a entregar su vida, y nos dijo que el que le sigue debe estar dispuesto a entre gar la suya. La muerte de los inocentes continúa la línea marcadapor la fiesta de san Esteban. La vida de Jesús desde el principio estuvo marcada por la hostilidad: conoció, ya desde la cuna, la penuria de la persecución. El asesinato de los inocentes obedeció al miedo a la verdad por parte de quien detentaba el poder. Y ese sacrificio sigue vivo en tantos inocentes, niños y no tan niños, víctimas de la ambición, de la irresponsabilidad ante la vida, de una sociedad sorda ante el grito de los sin voz… La Navidad debe recordarnos que la fiesta del 28 de Diciembre no fue una “inocentada”, y que el mejor modo de celebrarla no es dando inocentadas, sino promoviendo la verdad y la justicia.