Jueves Cuaresma 3ª Semana 1ª de Salterio

San Ruperto

Primera lectura: Jer 7,23-28;

 Esta fue la orden que les di: ‘Escuchad mi voz. Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo. Seguid el camino que os señalo, y todo os irá bien’. Pero no escucharon ni hicieron caso. Al contrario, caminaron según sus ideas, según la maldad de su obstinado corazón. Me dieron la espalda y no la cara. Desde que salieron vuestros padres de Egipto hasta hoy, os envié a mis siervos, los profetas, un día tras otro; pero no me escucharon ni me hicieron caso. Al contrario, endurecieron la cerviz y fueron peores que sus padres”. Ya puedes repetirles este discurso, seguro que no te escucharán; ya puedes gritarles, seguro que no te responderán. Aun así, les dirás: “Esta es la gente que no escuchó la voz del Señor, su Dios, y no quiso escarmentar. Ha desaparecido la sinceridad, se la han arrancado de la boca”.


Salmo: Sal 94,1-2. 6-7c. 7d-9;

R/. Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: «No endurezcan su corazón».

Vengan, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. R/.

Entren, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. R/.

Ojalá escuchen hoy su voz: «No endurezcan el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando sus padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras». R/.


Evangelio: Lc 11,14-23.

Estaba Jesús echando un demonio que era mudo. Sucedió que, apenas salió el demonio, empezó a hablar el mudo. La multitud se quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron: «Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios». Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa. Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino? Pues vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú. Pero, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros, 22pero, cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte su botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama. 


Reflexión:

Jesús aparece  dando de sentido a los sentidos perdidos del hombre -vista, oído, lengua, movilidad-.  Y como eso era innegable, surge la interpretación: la de la gente sencilla -alabanza a Dios-, y la de los letrados -obra de Belzebú-. Jesús desmonta las resistencias de los letrados: él es el dedo de Dios que marca la dirección correcta del hombre en la vida. No es infrecuente intentar ignorar la realidad, y cuando esto no es posible, intentar tergiversarla. Ya se quejaba el profeta Jeremías. “Si escucháis hoy la voz del Señor…”. Por otra parte, Jesús, presentado ya de niño como “bandera discutida”, nos dice que ante él es imposible la neutralidad  y que estar con él es sentirle y seguirle, identificándose con su proyecto. Dos llamadas importantes para este tiempo oportuno, que es la Cuaresma.


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