Miércoles Santo Semana Santa

San Ruperto

Primera lectura: Isaías 50, 4-9a

Lectura del libro de Isaías
No escondí el rostro ante ultrajes.

 


Salmo: 68, 8-10. 21-22. 31 y 33-34

R/. Señor, que me escuche tu gran bondad el día de tu favor.
 


Evangelio: Mateo 26, 14-25

En aquel tiempo, uno de los doce discípulos, el llamado Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes y les propuso:
—¿Qué recompensa me darán si les entrego a Jesús?
Le ofrecieron treinta monedas de plata. Desde aquel momento, Judas comenzó a buscar una oportunidad para entregarles a Jesús.
El primer día de los Panes sin levadura se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: —¿Dónde quieres que te preparemos la cena
de Pascua?
Jesús les contestó: —Vayan a la ciudad, a casa de fulano, y denle este recado: «El Maestro dice: Mi hora está cerca y voy a celebrar la
Pascua en tu casa con mis discípulos»
. Los discípulos hicieron lo que Jesús les había encargado y prepararon la cena de Pascua.
Al anochecer, Jesús se sentó a la mesa con los Doce y, mientras cenaban, dijo: —Les aseguro que uno de ustedes va a traicionarme.
Los discípulos, muy tristes, comenzaron a preguntarle uno tras otro:
—¿Acaso seré yo, Señor?
Jesús les contestó: —El que va a traicionarme es uno que come en mi propio plato. Es cierto que el Hijo del hombre tiene que seguir su
camino, como dicen de él las Escrituras. Sin embargo, ¡ay de aquel que traiciona al Hijo del hombre! Mejor le sería no haber nacido.

Judas, el traidor, le preguntó: —¿Acaso soy yo, Maestro?
Jesús le contestó: —Tú lo has dicho.

 


Reflexión:

El seguimiento de Jesús por parte de Judas transcurrió entre el entu siasmo y la decepción; y esta se impuso. ¿Por qué? ¿Fue el resulta do de una ilusión frustrada o el último intento de empujar a Jesús a salir de su “ambigüedad” mesiánica? ¿Amaba Judas a Jesús? Nunca lo sabremos con certeza. Lo que sí sabemos es que Jesús amaba a Judas yse fiaba de él; por eso lo eligió para formar parte de los Doce (Mc 3, 13ss),
y le confió la administración de los bienes del grupo (Jn 12, 6). La traición no era solo el fracaso de Judas, también lo fue para Jesús. ¡Tanto tiempo, tanta intimidad y confianza perdidos! Hasta el último momento Jesús intentó recuperarlo. Por eso lavó sus pies, y en Getsemaní no le retira la amistad; se la reitera. Jesús va a ser entregado por un discípulo. Y esto noes irrelevante para nosotros.

 


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