Miércoles 12ª semana Tiempo Ordinario 4ª de salterio
San Pelayo.
Primera lectura: 2 Reyes 22, 8-13; 23, 1-3
El rey leyó al pueblo las palabras del libro de la Alianza hallado en el templo del Señor, y, en presencia del Señor estableció la alianza.
Salmo: 118, 33. 34. 35. 36. 37. 40
R/. Muéstrame, Señor, el camino de tus normas.
Evangelio: Mateo 7, 15-20
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—Tengan cuidado con los falsos profetas. Se acercan a ustedes haciéndose pasar por ovejas, cuando en realidad son lobos feroces. Por sus frutos los conocerán, pues no pueden recogerse uvas de los espinos, ni higos de los cardos. Todo árbol sano da buenos frutos, mientras que el árbol enfermo da frutos malos. Por el contrario, el árbol sano no puede dar fruto malo, como tampoco puede dar buen fruto el árbol enfermo. Los árboles que dan mal fruto se cortan y se hace una hoguera con ellos. Así pues, también ustedes conocerán a los falsos profetas por sus frutos.
Reflexión:
Jesús advierte de los falsos profetas (un tema ya de los primeros años de la comunidad). La coherencia debe ser un criterio de discernimien to. La imagen del árbol es significativa. Los frutos cualifican al árbol. Pero sobre todo es necesario verificar las raíces: en qué tierra se hunden, y cuidarlas. “Enraizados en Cristo” los frutos que se darán serán los del Espíritu (Gál 5,22-23).
El verdadero profeta siempre lo es de Dios; no se predica a sí mismo. No se busca. Los frutos de la verdadera profecía son la paz, la justicia, la verdad, el amor… El discernimiento profético fue siempre un problema para el pueblo de Dios, y lo sigue siendo hoy. El verdadero profeta siempre lo es del amor y de la misericordia de Dios.