Viernes 29º Semana Ordinario 1ª de salterio

San Crisanto, Santa Dría, Beata M. J. Masiá Ferragut.

Primera lectura: Efesios 4, 1-6

Un solo cuerpo, un Señor, una fe, un bautismo.
 


Salmo: 23, 1-2. 3-4ab. 5-6

R/. Esta, Señor, es la generación que busca tu rostro.
 


Evangelio: Lucas 12, 54-59

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
—Cuando ven que una nube aparece por poniente, ustedes dicen que va a llover, y así sucede. Y cuando sopla el viento del sur, dicen que hará bochorno, y lo hace. ¡Hipócritas! Si saben interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no son capaces de interpretar el tiempo en que viven? ¿Por qué no disciernen por ustedes mismos lo que es recto? Si tu adversario te demanda ante las autoridades, esfuérzate por llegar a un acuerdo con él mientras puedas hacerlo; no sea que te entregue al juez, y el juez a los guardias, y los guardias te metan en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que pagues el último céntimo de tu deuda.

 


Reflexión:

Somos especialista en meteorología, pero no en discernir los tiempos de Dios. Somos torpes para entender las claves de su lenguaje. Je sús invita al discernimiento personal, a no dejarse guiar por guías ciegos ni por criterios vacíos. Dios ofrece signos y claves de lectura y Jesús vino a desvelarnos esas claves: las bienaventuranzas. No son claves fáciles porque forman parte de la sabiduría/locura de la que habla san Pablo. Hay que saber leer los signos de los tiempos, porque en ellos nos habla el Señor. El cristiano debe ser especialista en esa hermenéutica. Y para eso hay que alejarse del estrépito y del ruido de lo superficial. Hay que ser contemplativos y orantes. Hay que vivir en salida, abiertos a una lectura / escucha profunda de la palabra de Dios y de las palabras de los hombres,
que también son palabra de Dios, palabra clamorosa que muchas veces insonorizamos con nuestra “sordera”, aislamiento y lejanía. Dios no deja de ofrecernos señales.

 


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