Lunes 33º Semana Ordinario 1º de salterio

Santos Pedro, Pablo.

Primera lectura: Hechos 28, 11-16. 30-31

Así llegamos a Roma.


Salmo: 97, 2. 2-3ab. 3c-4. 5-6

R/. El Señor revela a las naciones su justicia.
 


Evangelio: Mateo 14, 22-33

Cuando se acercaba a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron: «Pasa Jesús el Nazareno». Entonces empezó a gritar: «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!». Los que iban delante lo regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!». Jesús se paró y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?». Él dijo: «Señor, que recobre la vista». Jesús le dijo: «Recobra la vista, tu fe te ha salvado». Y enseguida recobró la vista y lo seguía, glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.
 


Reflexión:

El paso de Jesús por los caminos de la vida fue luminoso y miseri cordioso. Lo ejemplifica este relato. Tenía un oído y una sensibilidad muy finos para percibir el clamor de los marginados. No quiere quese pierda ningún clamor humano ni de humanidad. Y nos enseña a noacallar esos clamores sino a atenderlos. Mientras los acompañantes solo veían en Jesús a “Jesús Nazareno”, el ciego le confiesa como “Hijo de David”. La mirada del ciego es más profunda. ¿Por qué le mandan callar? ¿Para acallar su confesión mesiánica? En todo caso Jesús no queda indiferente. “¿Qué quieres que haga por ti?”. Es la pregunta salvadora: Jesús se ofrece, pero quiere que aquel hombre exprese confiadamente su necesidad. Y no pidió una limosna, pidió la solución a su actual situación marginal: ver otra vez. ¡Que tu luz, Señor, nos haga ver la luz!.
 


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