Miércoles 2º Semana Adviento 2º de salterio

San Dámaso.

Primera lectura: Isaías 40, 25-31

El Señor todo poderoso fortalece a quién está cansado.
 


Salmo: 102, 1-2. 3-4. 8 y 10

R/. Bendice, alma mía al Señor.
 


Evangelio: Mateo 11, 28-30

En aquel tiempo, dijo Jesús:
—¡Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso!
¡Pongan mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy sencillo y humilde de corazón! Así encontrarán descanso para su espíritu, porque mi yugo es fácil de llevar, y mi carga ligera.

 


Reflexión:

Jesús invita a hacer experiencia de él y con él. Invita, no impone. Invita a los desencantados, a los cansados y agobiados. Cansancios que crean vacíos vitales. Invita a tomar su yugo: el del amor, que implica asumir la cruz, llevadera porque la comparte con nosotros, y a aprender de él. No es una invitación a la comodidad, sino a la creatividad. “Venid a mí”: Él es el punto de encuentro. “Aprended de mí”. Es el Maestro: aprended de mí, aprendedme a mí y aprended conmigo. Imparte lecciones vivenciales: revela la verdad de su corazón. Un corazón “manso y humilde”. Su yugo y su carga son la revelación de la voluntad de Dios, de su amor, con sus inevitables consecuencias. Jesús promete alivio y descanso: el del confiar la vida en las manos bondadosas del Padre. Jesús es un punto de descanso, pero no es un colchón para cómodos.
 


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