Martes Cuaresma 1ª Semana 3ª de Salterio
San Vicente, San Ramiro, San Eulogio
Primera lectura: Is 55,10-11;
Como bajan la lluvia y la nieve desde el cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que cumplirá mi deseo y llevará a cabo mi encargo.
Salmo: Sal 33,4-5. 6-7. 16-17. 18-19;
R/. Dios libra a los justos de sus angustias.
Proclamen conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre. Yo consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas mis ansias. R/.
Contémplenlo, y quedarán radiantes, su rostro no se avergonzará. El afligido invocó al Señor, él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R/.
Los ojos del Señor miran a los justos, sus oídos escuchan sus gritos; pero el Señor se enfrenta con los malhechores, para borrar de la tierra su memoria. R/.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias; el Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos. R/.
Evangelio: Mt 6,7-15.
Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros orad así: “Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal”. Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas.
Reflexión:
Rezar el “Padre nuestro” es una osadía, por eso “nos atrevemos” a decirla, conscientes de que es Cristo quien nos capacita y legitima para orar así. La oración cristiana no es información a Dios (Sal 139,4) sino configuración con su proyecto. No es un charloteo: es comunicación cordial, filial con Él, que nos sondea y conoce y sabe de nuestras necesidades. Jesús enseña una oración que es a la vez confesión de fe, proyecto de vida y signo de identidad del discípulo: el Padre nuestro. ¿No nos habremos inmunizado ante él? ¿Sentimos a Dios como Padre? ¿Nos sentimos sus hijos? ¿Nos interesa su Reino? ¿Abrimos nuestra vida a su voluntad? ¿Perdonamos de corazón? El Padrenuestro debería ser uno de los test para examinar nuestra conciencia y ver si es cristiana.