Miércoles Ordinario 14ª Semana 4ª de Salterio

Santa VerónicaGiuliani(m), SAn Nicolás Pick.

Primera lectura: Gén 41,55-57; 42,5-7a. 17-24a;

En aquellos días, llegó el hambre a todo Egipto y el pueblo reclamaba pan al faraón, y este decía a los egipcios: «Vayan donde José y hagan lo que él les diga». El hambre se extendió a toda la tierra, y José abrió los graneros y repartió raciones a los egipcios, mientras arreciaba el hambre en Egipto. De todos los países venían a Egipto a comprarle a José, porque el hambre arreciaba en toda la tierra. Los hijos de Jacob fueron a Egipto a comprar grano junto con otros grupos, pues había hambre en la tierra de Canaán. José mandaba en el país y distribuía las raciones a todo el mundo. Vinieron, pues, los hermanos de José y se postraron ante él, rostro en tierra. Al ver a sus hermanos José los reconoció, pero él no se dio a conocer, sino que les habló duramente. Y los hizo detener durante tres días. Al tercer día, José les dijo: «Yo temo a Dios, por eso harán lo siguiente, y salvarán la vida: si ustedes son honrados, uno de ustedes quedará bajo custodia en la casa donde están detenidos y los demás irán a llevar el grano a sus familias hambrientas. Después me traerán a su hermano menor; así probarán que han dicho la verdad y no morirán». Ellos aceptaron. Entonces se dijeron unos a otros: «Estamos pagando el delito contra nuestro hermano, cuando le veíamos suplicarnos angustiado y no le hicimos caso; por eso nos sucede esta desgracia». Intervino Rubén: «¿No les decía yo: “¿No pequen contra el muchacho”, y ustedes no me hicieron caso? Ahora nos piden cuentas de su sangre». Ellos no sabían que José les entendía, pues había usado intérprete. Él se retiró y lloró.


Salmo: Sal 32,2-3.10-11.18-19;

R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de Ti.

Den gracias al Señor con la cítara, toquen en su honor el arpa de diez cuerdas; cántenle un cántico nuevo, acompañando los vítores con bordones. R/.

El Señor deshace los planes de las naciones, frustra los proyectos de los pueblos; pero el plan del Señor subsiste por siempre; los proyectos de su corazón, de edad en edad. R/.

Los ojos del Señor están puestos en quien le teme, en los que esperan su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.


Evangelio: Mt 10,1-7.

En aquel tiempo, Jesús llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia. Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, el de Zebedeo, y Juan, su hermano; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo, y Tadeo; Simón el de Caná, y Judas Iscariote, el que lo entregó. A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: «No vayáis a tierra de paganos ni entréis en las ciudades de Samaría, sino id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. 


Reflexión:

Tras constatar la “escasez” de trabajadores, Jesús nombra el primer equipo. Es importante destacar que estos llamados antes de ser elegido fueron “orados” por el Señor. Jesús, dice san Lucas, se pasó una noche entera en oración (Lc 6,12-13). Y los llama por su propio nombre. Un equipo plural. No les envía a las zonas “seguras”, sino a las ovejas descarriadas. La pastoral de Jesús no es de mero mantenimiento, sino de recuperación de lo que estaba perdido. Y la tarea es hacerles sentir la proximidad de Dios, de su Reino. No otras cosas. Es el primer envío, pero habrá otros envíos, al final, después de la Pascua: “Poneos en camino, haced discípulos a todos los pueblos enseñándolos a poner por obra todo lo que os he mandado” (Mt 28,19-20). Es nuestra tarea.  


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