Miércoles 5ª semana Tiempo Ordinario 1ª semana de salterio

Santa Coleta de Corbie, San Ricardo, Rey.

Primera lectura: 1 Reyes 10, 1-10

La reina de Saba percibió la sabiduría de Salomón.
 


Salmo: 36, 5-6. 30-31. 39-40

R/. La boca del justo vierte sabiduría.
 


Evangelio: Marcos 7, 14-23

En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo:
—Óiganme todos y entiendan esto: Nada externo al ser humano puede hacerlo impuro. Lo que realmente hace impuro a uno es lo que sale
del corazón.

[Quien pueda entender esto, que lo entienda].
Luego, cuando Jesús se apartó de la gente y entró en casa, sus discípulos le preguntaron por el significado de lo que había dicho. Él les
contestó:
—¿Así que tampoco ustedes son capaces de entenderlo? ¿No comprenden que nada de lo que entra de afuera en el ser humano puede
hacerlo impuro, porque no entra en su corazón, sino en su vientre, y va a parar a la letrina?

Con esto, Jesús declaraba limpios todos los alimentos. Y añadió:
—Lo que sale del interior, eso es lo que hace impura a una persona; porque del fondo del corazón humano proceden las malas intenciones, las inmoralidades sexuales, los robos, los asesinatos, los adulterios, la avaricia, la maldad, la falsedad, el desenfreno, la envidia, la blasfemia, el orgullo y la estupidez. Todas estas son las maldades que salen de adentro y hacen impura a una persona.

 


Reflexión:

Todo lo ha hecho bien” (Mc 7,37). Hacer el bien y hacerlo bien. No al chapucerismo. Nuestra vida debe participar de ese estilo de Jesús. Reivindicar la caridad y la calidad. “Si vivimos, vivimos para Dios” (Rom 14,8, y eso requiere un estilo de vivir. Jesús invita a interiorizar la vida, porque en el interior es donde se construye la vida y la verdad del hombre. Hay que tener un corazón, un interior limpio. Hay que cultivar la ecología interior para que el mundo resulte más respirable. Y para eso tenemos que inspirarnos en Jesús, el gran ecólogo, capaz de regenerar el paisaje interior del hombre. Hay que cuidar el corazón. Y solo el Señor puede limpiarlo y convertirlo en un espacio cálido y limpio. Pidámosle que cure nuestras cardiopatías, nuestras arritmias y que haga nuestro corazón semejante al suyo. ¡Danos, Señor, un corazón nuevo!
 


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