Viernes Ordinario 22ª Semana 4ª de Salterio
Santa Teresa de Calcuta
Primera lectura: Col 1,15-20;
Él es imagen del Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque en él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles. Tronos y Dominaciones, Principados y Potestades; todo fue creado por él y para él.7Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él. Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él y para él quiso reconciliar todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz.
Salmo: Sal 99,1-2. 3. 4. 5;
R/. Entren en la Presencia del Señor con vítores
Aclama al Señor, tierra entera, sirvan al Señor con alegría, entren en su Presencia con vítores. R/.
Sepan que el Señor es Dios: que Él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.
Entren por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con himnos, dándole gracias y bendiciendo su Nombre. R/.
El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por todas las edades. R/.
Evangelio: Lc 5,33-39.
Pero ellos le dijeron: «Los discípulos de Juan ayunan a menudo y oran, y los de los fariseos también; en cambio, los tuyos, a comer y a beber». Jesús les dijo: «¿Acaso podéis hacer ayunar a los invitados a la boda mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, entonces ayunarán en aquellos días». Les dijo también una parábola: «Nadie recorta una pieza de un manto nuevo para ponérsela a un manto viejo; porque, si lo hace, el nuevo se rompe y al viejo no le cuadra la pieza del nuevo. Nadie echa vino nuevo en odres viejos: porque, si lo hace, el vino nuevo reventará los odres y se derramará, y los odres se estropearán. A vino nuevo, odres nuevos. Nadie que cate vino añejo quiere del nuevo, pues dirá: “El añejo es mejor”».
Reflexión:
Jesús vino a crear un grupo con identidad propia, marcando diferencias con otros grupos religiosos. Y de esto acusaban a los discípulos, de ser un grupo “relajado”, y a él de no sr un buen maestro. Pero Jesús les rebate: defiende a los discípulos y se reivindica él como el verdadero Maestro. No ha venido a remendar lo viejo sino a traer un vestido nuevo, ni a estropear el vino nuevo vertiéndolo en odres viejo. Ha venido a inaugurar un nuevo banquete con vestidos nuevos y vinos de solera. Ha venido a inaugurar una alianza nueva, que se caracteriza con signos nuevos. Con él ha llegado la alegría. Como escribe el papa Francisco: “Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría” (EvG n 1). ¿Estamos dispuestos admitirlo? ¿O preferimos lo viejo?