Jueves 26º Semana Ordinario 2º de salterio

San Francisco de Borja.

Reflexión:

Jesús amplía el envío a otros setenta y dos discípulos. Les conciencia del enorme quehacer, de la necesidad de pedir a Dios obreros para la mies. Les advierte con realismo de la situación que habrán de afrontar.
Les diseña el equipaje (“sin”) y el mensaje: el anuncio del Reino. No les envía a moralizar la vida sino a sanarla. El bagaje del apóstol es su mensaje; y el mensaje no puede ser contradicho por el bagaje. La misión ha de ser orada. No solo debe estar bien programada. Quizá aquí resida uno de
los déficits de la misión. Jesús confiaba más la misión a la oración que a la programación. Y a la misión evangelizadora hay que ir a cuerpo descubierto, en pobreza y en son de paz. No debe haber contradicción entre el bagaje y el mensaje.

 


Primera lectura: Job 19, 21-27

Yo sé que mi redentor vive.
 


Salmo: 26, 7-8a. 8b-9abc. 13-14

R/. Confío en ver la bondad del Señor
en la tierra de los vivos.

 


Evangelio: Lucas 10, 1-12

En aquel tiempo, el Señor escogió también a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de él a todos los pueblos y lugares a
donde él pensaba ir. Les dijo:
—La mies es mucha, pero son pocos los obreros. Por eso, pídanle al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Póngase en marcha! Yo los envío como corderos en medio de lobos. No lleven monedero, zurrón, ni calzado; y no se detengan tampoco a saludar a nadie en el camino. Cuando entren en alguna casa, digan primero: «Paz a esta casa». Si los que viven allí son gente de paz, la paz del saludo quedará con ellos; si no lo son, la paz se volverá a ustedes. Quédense en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan, porque el que trabaja tiene derecho a su salario.
No vayan de casa en casa. Cuando lleguen a un pueblo donde los reciban con agrado, coman lo que les ofrezcan. Curen a los enfermos que haya en él y anuncien: «El reino de Dios está cerca de ustedes».
Pero si entran en un pueblo donde se nieguen a recibirlos, recorran sus calles diciendo: «¡Hasta el polvo de este pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos contra ustedes! Sin embargo, sepan que el reino de Dios ya está cerca».
Les digo que, en el día del juicio, los habitantes de Sodoma serán tratados con más clemencia que los de ese pueblo.

 


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