Martes 22º semana Tiempo Ordinario 2ª de salterio
San Gregorio Magno.
Primera lectura: 1 Corintios 2, 10b-16
El hombre natural no capta lo que es propio del Espíritu de Dios; en cambio, el hombre espiritual lo juzga todo.
Salmo: 144, 8-9. 10-11. 12-13ab. 13cd-14
R/. El Señor es justo en todos sus caminos.
Evangelio: Lucas 4, 31-37
En aquel tiempo, Jesús se dirigió a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y
pasaba los Sábados enseñando.
Todos quedaban impresionados por sus enseñanzas, porque les hablaba con autoridad.
Estaba allí, en la sinagoga, un hombre poseído por un demonio impuro que gritaba a grandes voces:
—¡Jesús de Nazaret, déjanos en paz! ¿Has venido a destruirnos? ¡Te conozco bien: tú eres el Santo de Dios!
Jesús lo increpó, diciéndole: —¡Cállate y sal de él!
Y el demonio, tirándolo al suelo delante de todos, salió de él sin hacerle ningún daño.
Todos quedaron asombrados y se decían unos a otros:
—¡Qué poderosa es la palabra de este hombre! ¡Con qué autoridad da órdenes a los espíritus impuros y estos salen!
Y la fama de Jesús se extendía por toda la comarca.
Reflexión:
Jesús comienza su “obra” evangelizadora. Predica el Reino y actúa el Reino. Y lo hace con credibilidad y autoridad. No es indiferente el espacio que elige para su primer signo -la sinagoga- y el sujeto receptor -un hombre poseído por el espíritu del mal-. Jesús viene a propiciar una liberación del hombre, que comienza por la liberación de los “malos espíritus” que le esclavizan. “¿Qué tiene su palabra?” Esta pregunta de la gente es una pregunta fundamental y que espera respuestas experienciadas. Autoridad, novedad; es una palabra viva y eficaz; compasiva, libre y liberadora… la palabra de Jesús es la revelación de Dios. ¿Nos abrimos a esa palabra?, ¿la empañamos con nuestras rutinas?, ¿la anulamos con nuestras tradiciones? Jesús fascina, impresiona…