La Escuela Superior de Estudios Franciscanos comienza el nuevo curso del "Programa de Estudios en Franciscanismo" y hemos querido desvelar las claves del mismo con su director, Jesús Torrecilla.
Jesús, háblanos de este curso y ¿qué claves ofrece este año?
El que llamamos PROGRAMA DE ESTUDIOS EN FRANCISCANISMO, desarrollado cada año de enero a junio, es la principal actividad que habitualmente realiza la Escuela. En su conjunto pretende un acercamiento especializado a la espiritualidad franciscana. Está estructurado en “módulos”: los escritos y biografías de Francisco y Clara de Asís, la historia del movimiento franciscano, el pensamiento filosófico-teológico, la actualidad del franciscanismo y la formación.
De alguna forma, estas son siempre sus claves. A partir de este año y hasta el 2026, se ven especialmente acentuadas por el contexto de centenarios en el que la familia franciscana se va a introducir: “Un centenario articulado y celebrado en varios centenarios (2023-2026)”. 800 años del acontecimiento de Greccio y de la Regla bulada (2023), de la estigmatización (2024), del Cántico de las criaturas (2025) y de la muerte de Francisco (2026).
¿Qué es lo más importante que se lleva un alumno al terminar este curso? ¿Ve cumplidas sus expectativas?
El mundo de los estudios franciscanos es muy amplio y vasto, es un mundo especializado.
Hoy necesitamos acercarnos a cada uno de sus asuntos (las fuentes, la filosofía y teología, la espiritualidad…) de una manera seria y rigurosa, acorde con los tiempos que nos toca vivir. Es la única manera de capacitarnos para seguir viviendo y proponiendo significativamente éste carisma en este momento de la historia. Creo que, fundamentalmente, al cursar este Programa de estudios uno adquiere una visión rigurosa del conjunto de la tradición franciscana, a la vez que una serie de herramientas y de criterios académicos para seguir profundizando en la misma. El conjunto de los alumnos, aunque conozcan algunas cosas del franciscanismo, siempre se ven sorprendidos por la amplitud de las muchas cuestiones en juego. A la vez que perciben lo diferente que es, sobre todo, conocer todo lo relacionado con Francisco y Clara “de oídas” que “por uno mismo”: con dedicación, esfuerzo y sentido crítico.
Háblanos del profesorado. ESEF busca los mejores expertos en cada área. ¿Esto es parte del reconocimiento que tiene la Escuela a nivel internacional?
Desde sus inicios la Escuela ha querido ser un espacio serio en todo lo académico. Y en ese sentido, ha querido contar con la presencia y el magisterio de los más cualificados. Tanto de nuestro mundo hispano parlante, como del conjunto de Europa y de Italia en particular. No hemos reparado esfuerzos para que así pudiera ser. Y, sin duda, esto es algo que ha colaborado a que la Escuela sea un espacio reconocido y apreciado por el conjunto de la Familia Franciscana. Por nombrar a algunos, tener en Madrid a Fernando Uribe (+), Leonard Lehmann, Marco Bartoli, Niklaus Kuster, Pietro Maranesi, Bernardo Molina, Carlos Gil, Victor Herrero, Martín Carbajo, Julio Herranz, Carlos Salto…, es estar con los expertos.
ESEF estuvo presente en la pandemia adecuando sus aulas a nivel virtual. ¿Qué nos puedes contar sobre esta experiencia?
La verdad que lo hicimos un poco sobre la marcha y de una manera muy sencilla, quizás demasiado, para las cosas que se pueden hacer y ofrecer a nivel virtual. Desde hacía años queríamos hacer algo en la red y la pandemia nos obligó. Muchísimas personas del conjunto de la familia franciscana y de múltiples lugares del mundo nos lo agradecieron. Encontrarnos, “a través de un clic”, en una clase, en un ciclo de conferencias, en un congreso, en un curso, personas de todo el mundo y de variados ámbitos (una comunidad contemplativa, un colegio, la OFS, un hermano o hermana…), no deja de ser una pequeña sorpresa. Actualmente, cada año hacemos una oferta u otra vía on line; y la participación y el agradecimiento se repiten. Nos da la impresión que ahí debe de estar nuestra Escuela, y que ese lugar virtual redundará en más presencialidad.
A buen seguro puedes contarnos alguna anécdota del pasado curso.
Es de hace un poco más de tiempo, creo que el curso anterior a la pandemia, pero es lo que me viene… La hermana Lourdes, capuchina de Bolivia, realizó el programa de estudios y con toda la ilusión del mundo participó en la última semana del mismo que es la visita a Asís y a los lugares franciscanos (seguramente la única vez en su vida que iba a estar en esas tierras). La primera parada es Spoleto, en la catedral, donde se conserva, en una especie de relicario, la cartita de Francisco al hermano León, escrita de su puño y letra (“autógrafo”). Lourdes, al tener ante sus ojos dicha carta, exclamó llena de admiración, alegría y con una amplia sonrisa: “¡la carta de Francisco a León!” Y permaneció ante ella un buen rato. Yo, que fui testigo de ese momento, pensé: “esto es señal de que el curso alcanza sus objetivos”. Porque Lourdes, en las clases, a un profesor y a otro, y seguramente en alguna lectura y algún trabajito, había escuchado y leído y trabajado sobre dicho texto. Pero al final, sobre todo, lo había hecho suyo y había accedido a su valor; y el tenerlo delante sólo podía ser para ella una gran satisfacción.
Nos gustaría conocer de dónde proceden los alumnos que cursan en la ESEF
La Escuela es un espacio interfranciscano e internacional, siempre abierto a todo aquél interesado por “las cosas franciscanas”. Evidentemente, al ser en lengua española, la mayoría de los alumnos proceden del ámbito hispanoparlante. Y, fundamentalmente, sin duda, desde hace varios años, el grupo mayoritario llega desde América Latina (Colombia, México, Perú, Bolivia, Venezuela, Santo Domingo, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Haiti, Argentina, Chile, Ecuador)… Pero no han faltado algunos alumnos provenientes de Portugal, Italia, Mozambique, Ángola, EE.UU… Esta internacionalidad, académica y fraterna, (porque no sólo estudiamos juntos, sino que en la mayoría de los casos, vivimos juntos), es, sin duda, algo hermoso y necesario hoy en día.
Y, en ese sentido... ¿Estudiar franciscanismo está de moda?
No lo diría fácilmente, muy alto o muy convencido… Creo que es normal y lógico que “los franciscanos estudien franciscanismo” y hagamos el esfuerzo y busquemos las maneras de contagiar y transmitir este carisma a las personas que colaboran con nosotros (y nosotros con ellas) y participan de nuestras parroquias, colegios, obras sociales… Pero esto siempre es un esfuerzo, un pasar a los hechos, y un desafío a la creatividad para hacerlo de la manera más acertada.
Sí creo, como decía al inicio, que el marco de éste “centenario en varios centenarios” en el que nos estamos introduciendo, tal y como se nos sugieres, deber ser una oportunidad para una “profundización carismática” a lo largo de estos años. Acercarse a nuestro Programa, a nuestras ofertas, es una herramienta al alcance de la mano.
Un mensaje para quienes nos lean y quieran más información.
Pues que, como solía decir un hermano, “la peor gestión es la que no se hace”: que pregunten, que se acerquen, que prueben, que sugieran… Nuestro Programa tiene la ventaja de ser flexible: uno puede cursarlo completo, o una semana, o un mes… Y la ESEF es un lugar de familia, es una “escuela de vida”. Aquello que nos ocupa, Francisco y Clara, tiene que ver con la herencia que nos ha sido legada, con aquello que inspira y moviliza nuestra vida. Conocerlo un poco mejor, poco a poco, nos ayudará, seguro, es nuestro íntimo deseo, a vivirlo mejor.
Muchas gracias Jesús. Feliz año y te deseamos toda clase de dichas para el curso que comienza ahora ya en enero.
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