Estigmas de san Francisco

Hablar de Estigmas antes sonaba raro, no se entendía qué se quería decir con eso. Pero gracias a la popularidad del padre san Pío de Pietrelcina hemos entendido lo que esto significa. (Hnos Capuchinos de Chile)

Estigmas de san Francisco


Dos años antes de su muerte, el hermano Francisco, orando en el monte Alvernia, recibió de Cristo de un modo extraordinario este raro don de los Estigmas o llagas. De esta manera Francisco fue el primero que se conoce en el mundo católico que haya recibido semejante don. Llevar en su cuerpo las mismas llagas que Cristo tuvo al ser crucificado. Fenómeno que la ciencia trata de entender y explicar, pero se queda corta, porque pertenece a otra esfera, a la esfera de la Mística.

¿Cómo entender este fenómeno de las llagas de san Francisco?
Los Estigmas o Llagas en san Francisco no son ni un adorno ni tampoco tienen un valor en sí, sino son la consecuencia de una espiritualidad. «Seguir las huellas de Jesucristo», he aquí un tema apreciado por Francisco. Se dice que la marcha en el seguimiento de Cristo, «sequella Christi», caracteriza a la espiritualidad franciscana. Y es cierto. 

Desde que Francisco se encontró con Cristo se dispuso a seguirlo hasta las últimas consecuencias, por eso hizo del evangelio su norma de vida. Este estilo de vida hizo que él se fuera cada vez “cristificando” más. Es decir, cada vez se fue conformando más a Cristo. Llegó a tanto que no sólo en su interior se iba identificando con Jesucristo, sino también llegó a ser otro Cristo en lo externo, en su cuerpo.

Francisco es el enamorado de Cristo, pero no de un Cristo-Rey universal, sino del Cristo pobre, encarnado en el seno de la Virgen María y que se entregó por nosotros hasta la cruz. De este Cristo se enamora y con este Cristo se identifica. Cuando el mundo se estaba olvidando de Cristo, cuando se preocupaba más de lo terrenal, el Señor hizo de Francisco su portaestandarte para recordarle al mundo que el Amor debe ser amado. 

Francisco fue para su tiempo una gran señal y lo sigue siendo para nuestra época.

Encendido en un inmenso amor a Dios no le faltaba más que este don para parecerse más a Jesús crucificado. Francisco contagió a su época de un ferviente amor al Jesús. Y hoy necesitamos lo mismo, que nos volvamos más a Jesús, lo amemos, lo sigamos y le hagamos caso.

El llagado de Asís no fue un hombre evadido de la realidad. Al contrario, identificado con Cristo amaba más y más a los crucificados de su época. Por eso se unió a los leprosos, fue a dialogar con el que era considerado el enemigo de la cristiandad, el Sultán. Y todo por amor. Y hoy hay muchos crucificados en la sociedad, muchos que son un producto desechable, descartable de la sociedad.

¡Qué gran herencia nos deja san Francisco! Por eso, al recordar hoy las Llagas de san Francisco pensemos en el desafío que tenemos todos de tomar en serio nuestra fe y seguir de cerca al Señor viviendo su evangelio inserto en el mundo de hoy.

(Hnos Capuchinos de Chile)

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