Hermano Sol
El día veintiuno de junio es el día más largo en cuanto a horas de luz se refiere. Coincidiendo con el solsticio de verano, en el hemisferio norte se celebra el día internacional del sol. Se nos recuerda así la importancia que tiene el astro rey para nuestra vida y para la vida en el planeta Tierra.
Es vida, y sin él la Tierra no sería habitable. Es la estrella más cercana a la tierra en torno a la cual giran los planetas del sistema solar. El sol no solo es importante, sino también es fundamental. Es la fuente de energía más grande para todos los seres vivos. Energía limpia e inagotable, que proporciona calor y luz. Cada vez estamos más sensibilizados sobre la importancia que tiene para nuestra vida y como fuente de energía renovable que nos permita contaminar cada vez menos y cuidar nuestra casa común.
Muchas culturas han celebrado a lo largo de la historia sus ritos en torno al sol. De hecho, la festividad de San Juan, próxima a este día, se cristianizó, y sus hogueras tienen su origen en estas fiestas paganas del culto al Sol.
El Sol en la espiritualidad franciscana ha tenido y tiene un lugar especial. Desde niños aprendimos a llamarlo hermano, “hermano sol”, como lo llamaba Francisco de Asís, a él y a todas las criaturas en su Cántico de la Criaturas o Cántico del hermano sol, por ser la primera criatura citada en tono de admiración. Además, la primera película de San Francisco que recordamos también tiene por título “Hermano Sol, Hermana Luna”. Tal vez sean estos los primeros “documentos” que nos ayudaron a conectar con la visión franciscana de la vida. En ellos aprendimos de Francisco su visión de Fraternidad Universal, vinculada al amor a la creación. Francisco es el primero que en el cristianismo emplea el apelativo de hermano o hermana para las criaturas inanimadas, ampliando el sentido de hermandad que en el Nuevo Testamento se emplea solo para las personas.
Muy pronto también aprendimos que las palabras de San Francisco fueron escritas al final de su vida mientras se encontraba casi ciego y enfermo. A través de su sufrimiento San Francisco compuso este himno de alabanza a Dios por todas las maravillas de la Creación. El Cántico es la música de fondo que acompaña a Francisco a lo largo de su vida. Francisco se expresa a sí mismo al tiempo que hace de sus palabras una expresión de la armonía del mundo. Todo canta el poder, la belleza y la bondad de Dios, el mundo se muestra bello en su simplicidad, las criaturas existen de manera gratuita, ajenas al deseo de poseer.
El grupo musical español Mecano también cantó al hermano Sol. Hacemos nuestro el deseo que expresa el estribillo de su canción:
Hermano Sol, hermana Luna
que nada nunca me separe de los dos.
Hermano Sol, hermana Luna
que nada nunca me separe de mi Dios.
Fr. Benjamín Echeverría