Martes 30º Semana Ordinario 2ª de salterio

San Narciso

Primera lectura: Efesios 5, 21-33

Es este un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
 


Salmo: 127, 1-2. 3. 4-5.

R/. Felices quienes veneran al Señor.
 


Evangelio: Lucas 13, 18-21

En aquel tiempo, decía Jesús:
—¿Con qué puede compararse el reino de Dios? ¿Con qué lo compararé?
Puede compararse al grano de mostaza que un hombre sembró en su huerto, y que luego creció y se hizo como un árbol, entre cuyas ramas anidaron los pájaros.

Dijo también:
—¿A qué compararé el reino de Dios?
Puede compararse a la levadura que toma una mujer y la mezcla con tres medidas de harina para que fermente toda la masa.

 


Reflexión:

La opción de Dios es por lo “menor”. En lo pequeño anida la gracia. Estas parábolas son profundamente críticas con ciertas nostalgias que confunden la Verdad con el éxito. Dios construye con gérmenes humildes, pero dinámicos porque la fuerza no está en los materiales sino en Él. El grano de mostaza y la levadura solo muestran su fecundidad al desaparecer en la tierra o en la masa. El grano de mostaza se convierte en “pajarera” universal. Y la levadura remueve por dentro y se convierte en fermento que hace posible la confección del alimento cotidiano. Dios optó por lo pequeño y por los pequeños. Y es una opción que no podemos ignorar. La fecundidad de la mostaza está precedida por el hundirse en la tierra, y la de la levadura por la fusión con la masa de harina. No somos eficaces porque nos cuesta “morir. Esto no puede olvidarse. “Si el grano no cae en tierra y muere…” (Jn 12,24). El silencio es fecundo.
 


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