Jueves Santo

San Sixto

Primera lectura: Éxodo 12, 1-8. 11-14

Prescripciones sobre la cena pascual.
 


Salmo: 115, 12-13. 15-16bc. 17-18

R/. La copa bendita que bendecimos nos hace participar de la sangre de Cristo.
 


Segunda lectura: 1 Corintios 11, 23-26

Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor.
 


Evangelio: Juan 13, 1-15

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando; ya el diablo había suscitado en el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, la intención de entregarlo; y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discí- pulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro y este le dice: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?». Jesús le replicó: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde». Pedro le dice: «No me lavarás los pies jamás». Jesús le contestó: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo». Simón Pedro le dice: «Señor, no solo los pies, sino también las manos y la cabeza». Jesús le dice: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos». Porque sabía quién lo iba a entregar,por eso dijo: «No todos estáis limpios». Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.
 


Reflexión:


El ¨lavatorio¨¨ recapitula la existencia de Cristo: manifestación del amor fraterno y preludio de la Eucaristía y del Calvario. “¿Entendéis lo que he hecho con vosotros?”. Los discípulos no lo entendieron, pero l “lavatorio” recapitula la existencia de Cristo: manifestación del quedaron impresionados. Más que una lección de humildad es una revelación. Dios no solo se hace hombre, sino que se postra a sus pies. Y ese Dios postrado es Jesucristo. Es la “caída” más importante de la historia: la que nos levanta de nuestras caídas. ¿Es creíble un Dios así? Es un Dios en postura incómoda. Porque ahí se está produciendo un cambio de valores. Y un cambio obligatorio, porque quien no entre por ahí, “no tendrá parte conmigo”. Nosotros reivindicamos derechos para poner a los demás a nuestros pies. Ahí tenemos a Dios lavando los pies del hombre, limpiando el barro de tantos pasos equivocados.
 


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