Jueves 25º Semana Ordinario 1º de salterio

San Cosme, San Damián, Beatos Aurelio de Vinalesay Compañeros Mártires

Primera lectura: Eclesiastés 1, 2-11

Nada hay nuevo bajo el sol.
 


Salmo: 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14 y 17

R/. Señor, durante generaciones tú has sido nuestro refugio.
 


Evangelio: Lucas 9, 7-9

En aquel tiempo, Herodes, que gobernaba en Galilea, se enteró de todo lo que estaba sucediendo, se quedó desconcertado, porque algunos decían que Juan el Bautista había resucitado de entre los muertos. Otros decían que se había aparecido el profeta Elías; y otros, que uno de los antiguos profetas había resucitado.
Pero Herodes dijo:
—Yo mandé decapitar a Juan. ¿Quién podrá ser ese de quien cuentan tales cosas?
Y andaba buscando la ocasión de conocerlo.

 


Reflexión:

Herodes Antipas, que había cedido al chantaje de Herodías, se siente intrigado. Quería ver a Jesús, de quien había oído hablar. Un interés que obedecía a la pura curiosidad y quizá también a la conciencia de culpabilidad, por haber eliminado a Juan. En todo caso, le interesaba conocer a Jesús. Pero Jesús no era una “curiosidad”, un espectáculo. Desde ahí no se le encuentra. Lo encontrará pero más adelante (Lc 23,8-10), y será un encuentro decepcionante (Lc 23,8-11).
Pero querer conocer a Jesús no puede obedecer a la mera curiosidad; es una necesidad. ¿La sentimos? Sin ese conocimiento profundo, personal, todo puede quedarse en mera información y erudición. “Venid a mí y aprended de mí” (Mt 11,28-29).

 


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