Viernes 3ª semana Tiempo Ordinario 3ª semana del salterio

Santos Tito, Timoteo.

Primera lectura: 2 Tim 1, 1-8

Evoco el recuerdo de tu fe sincera.
 


Salmo: 95

R/. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.
 


Evangelio: Marcos 4, 26-34

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
—Con el reino de Dios sucede lo mismo que con la semilla que un hombre siembra en la tierra: tanto si duerme como si está despierto, así de noche como de día, la semilla germina y crece, aunque él no sepa cómo. La tierra, por sí misma, la lleva a dar fruto: primero brota la hierba, luego se forma la espiga y, por último, el grano que llena la espiga. Y cuando el grano ya está en sazón, enseguida se mete la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha.


Dijo también:
—¿A qué compararemos el reino de Dios? ¿Con qué parábola lo representaremos? Es como el grano de mostaza, que, cuando se siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra; pero una vez sembrado, crece más que todas las otras plantas y echa ramas tan grandes que a su sombra anidan los pájaros.


Con estas y otras muchas parábolas les anunciaba Jesús el mensaje, en la medida en que podían comprenderlo. Y sin parábolas no les decía nada. Luego, a solas, se lo explicaba todo a sus discípulos.
 


Reflexión:

En su predicación Jesús optó por lo sencillo y los sencillos. ¡Qué con traste con ciertas formulaciones que parecen idolizar el lenguaje ha ciendo inaccesible la comprensión del mensaje! Jesús para hablar del Reino de Dios recurre a un lenguaje ecológico y doméstico. Habla en diapositivas; eso son las parábolas, relatos visuales que tienen una interioridad que él descubría a los suyos en privado. La parábola de la semilla subraya el dinamismo del Reino de Dios, su fuerza interna que, a pesar del aparente silencio (momento infecundo al exterior), no se detiene. Con la del grano de mostaza Jesús sigue en su propósito de acercar a la comprensión del misterio del Reino, con la del grano de mostaza pone de relieve su origen humilde, minúsculo, lo que no impide que se convierta en lugar de salvación, de acogida universal. Hablando en parábolas Jesús invita a la reflexión y a la decisión.
 


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