Sábado de la II semana del tiempo ordinario
San Francisco de Sales
Primera lectura: 2 Sam 1,1-4. 11-12. 19. 23-27.
En aquellos días, David regreso tras derrotar a Amalec y de regreso se detuvo dos días en Sicelag. Al tercer día vino un hombre del campamento de Saúl con las vestiduras rasgadas y tierra en la cabeza. Al llegar a la presencia de David, cayó a tierra y se postró. 3David le preguntó: «¿De dónde vienes?». Respondió: «He huido del campamento de Israel». David le preguntó de nuevo: «¿Qué ha sucedido? Cuéntamelo». Respondió: «La tropa ha huido de la batalla y muchos del pueblo han caído y han muerto, entre ellos Saúl y su hijo Jonatán». Entonces David, echando mano a sus vestidos, los rasgó, lo mismo que sus acompañantes. Hicieron duelo, lloraron y ayunaron hasta la tarde por Saúl, por su hijo Jonatán, por el pueblo del Señor y por la casa de Israel, caídos a espada. «La flor de Israel herida en tus alturas. Cómo han caído los héroes. Saúl y Jonatán, amables y gratos en su vida, inseparables en su muerte, más veloces que águilas, más valientes que leones. Hijas de Israel, llorad por Saúl, que os cubría de púrpura y adornos, que adornaba con alhajas de oro vuestros vestidos. Cómo han caído los héroes en medio del combate. Jonatán, herido en tus alturas. Estoy apenado por ti, Jonatán, hermano mío. Me eras gratísimo, tu amistad me resultaba más dulce que el amor de mujeres. Cómo han caído los héroes. Han perecido las armas de combate».
Palabra de Dios.
Salmo: Sal 79,2-3. 5-7.
R/. Que brille tu rostro, Señor, y nos salve.
Pastor de Israel, escucha,
Tú que guías a José como a un rebaño;
Tú que te sientas sobre querubines, resplandece
ante Efraín, Benjamín y Manasés;
despierta tu poder y ven a salvarnos. R/.
Señor, Dios del universo,
¿hasta cuándo estarás airado
mientras tu pueblo te suplica?
Les diste a comer llanto,
a beber lágrimas a tragos;
nos entregaste a las contiendas de nuestros vecinos,
nuestros enemigos se burlan de nosotros. R/
Evangelio: Mc 3,20-21.
En aquel tiempo, Jesús llega a casa con sus discípulos y de nuevo se junta tanta gente que no los dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque se decía que estaba fuera de sí.
Palabra del Señor.
Reflexión:
La familia, temiendo las consecuencias negativas que puede suponer Jesús para ellos, decide llevárselo a casa. Lo perciben como un peligro. Y así lo percibieron todas las instituciones de Israel, políticas y religiosas. ¿No queremos hacer un Jesús a nuestra medida, que no inquiete? Las formas pueden ser muy sutiles. Sólo los pobres, enfermos, los necesitados vieron en él una esperanza, no un peligro. A Jesús le acusaron de todo: de impostor (Mt 27,63), malhechor (Jn 18,39), comilón y bebedor (Mt 11,19), loco ( Mc 3,21), blasfemos (Mc 2,7), alborotador (Lc 23,2) y de samaritano (Jn 4,48) y endemoniado (Jn 8,52). Jesús no fue comprendido. Y esta incomprensión le acompañó toda la vida Y también acompañará a quien quiera ser su discípulo (Jn 16,2). Jesús lo asumió y no rebajó su mensaje ni cambió de estilo.