Miércoles 5ª Semana de Cuaresma
Santa Eufemia
Primera lectura: Daniel 3, 14-20. 91-92. 95
Envió un ángel a salvar a sus siervos.
Salmo: Daniel 3, 52. 53. 54. 55. 56
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres,
bendito tu nombre santo y glorioso.
R/. A ti gloria y alabanza por los siglos.
Evangelio: Juan 8, 31-42
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos qua habían creído en él:
—Si se mantienen fieles a mi mensaje, serán verdaderamente mis discípulos, conocerán la verdad y la verdad los hará libres.
Ellos le replicaron:
—Nosotros somos descendientes de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie; ¿qué significa eso de que «seremos libres»?
—Yo les aseguro —les contestó Jesús— que todo el que comete pecado es esclavo del pecado. Y el esclavo no forma parte de la familia
de modo permanente; el hijo, por el contrario, es siempre miembro de la familia. Por eso, si el Hijo les da la libertad, serán verdaderamente
libres. Ya sé que ustedes son descendientes de Abrahán. Sin embargo, quieren matarme porque mi mensaje no les entra en la cabeza. Yo
hablo de lo que he contemplado estando con el Padre; ustedes, en cambio, hacen lo que han aprendido de su propio padre.
Ellos replicaron:
—Nuestro padre es Abrahán.
Jesús les contestó:
—Si fueran de verdad hijos de Abrahán, harían lo que él hizo. Pero ustedes quieren matarme porque les he dicho la verdad que aprendí de Dios mismo. No fue eso lo que hizo Abrahán. Ustedes hacen las obras del propio padre de ustedes.
Ellos le contestaron:
—Nosotros no somos hijos ilegítimos. Nuestro padre es únicamente Dios.
Jesús les dijo:
—Si Dios fuera el Padre de ustedes, me amarían a mí, porque yo he venido de Dios y aquí estoy. No he venido por mi propia cuenta, sino que él me ha enviado.
Reflexión:
Si os mantenéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; co noceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. Síntesis preciosa: ser discípulo de Jesús no es apuntase a una cofradía, ni llevar un escapulario, ni reivindicar un pasado glorioso, es mantenerse en su palabra. Así conoceremos la verdad, que es Él, y esa verdad nos hará libres, con una libertad radical: la victoria sobre el pecado, “porque quien comete pecado es esclavo” (Jn 8,34), ya que él es el Liberador. Jesús enfatiza la necesidad de iluminar la vida con la verdad. Pero para eso hay hay que buscarla.
La pregunta por la verdad no puede ser una teórica sino una actitud existencial. La Verdad no es algo, una información, es alguien, Jesucristo, y exige espíritu de buscador humilde y audaz. Ser discípulo implica asumir exigencias peculiares: mantenerse en su palabra. Esa es la plataforma sólida. Así de sobria es la propuesta de Jesús