Lunes 28º Semana Ordinario 4º de salterio
Beato Honorato de Biala, San Calixto.
Primera lectura: Gálatas 4, 22-24. 26-27. 31–5, 1
No somos hijos de la esclava sino de la libre.
Salmo: 112, 1-2. 3-4. 5-7
R/. Que el nombre del Señor sea bendecido para siempre.
Evangelio: Lucas 11, 29-32
En aquel tiempo, reuniéndose mucha gente a su alrededor, Jesús volvió a tomar la palabra y dijo: —Esta gente es mala. Pide una señal milagrosa, pero no tendrá más señal que la del profeta Jonás. Como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, así también el Hijo del hombre será una señal para esta gente.
La reina del Sur se levantará en el día del juicio junto con todos los que forman esta generación, y los condenará; porque esta reina vino desde tierras lejanas a escuchar la sabiduría de Salomón, ¡y aquí hay alguien más importante que Salomón! Los habitantes de Nínive se levantarán en el día del juicio junto con toda esta gente, y la condenarán; porque ellos se convirtieron al escuchar el mensaje de Jonás, ¡y aquí hay alguien más importante que Jonás!.
Reflexión:
Jesús es el “signo” de Dios, un signo de contradicción, ante el que ten drán que descubrirse los pensamientos de los hombres (cf. Lc 2,33- 35). Y también nosotros. Dios no va a darnos otro signo. “Los judíos piden signos…, nosotros predicamos a Cristo crucificado” (1 Cor 1,22.23).
A veces los cristianos, equivocadamente, pedimos signos a Dios. Jesús es la señal definitiva. Desde el principio Dios envió señales y avisos (cf. II Cró 36,15; Heb 1,2), pero Jesús es la señal definitiva y plena: es más que Salomón, que Jonás, que el Templo… Jesús es lo más, el Hoy de Dios (Heb 1,2). Y lamenta profundamente la incapacidad de percibir esa señal: “¿Qué señal nos das para que creamos en ti?” (Jn 6,30). Dios permanentemente nos ofrece signos, pero no son apodícticos; son signos humildes, perceptibles desde la oración, la humildad, el amor… Los signos que encarnó Jesús. Frente a Mt 12,40, Lucas vincula la figura de Jonás con la llamada la conversión.