Viernes 14º semana Tiempo Ordinario 2ª de salterio
San Juan Gualberto.
Primera lectura: Oseas 14, 2-10
No llamaremos ya “nuestro Dios” a la obra de nuestras manos.
Salmo: 50, 3-4. 8-9. 12-13. 14 y 17
R/. Mi boca pregonará tu alabanza, Señor.
Evangelio: Mateo 10, 16-23
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
—Miren, los envío como ovejas en medio de lobos. Por eso, sean astutos como serpientes, aunque también inocentes como palomas.
Tengan cuidado con la gente, porque los entregarán a las autoridades y los azotarán en sus sinagogas. Por causa de mí los llevarán ante gobernadores y reyes para que den testimonio delante de ellos y de los paganos.
Pero cuando los entreguen a las autoridades, no se preocupen de cómo han de hablar o qué han de decir, pues en aquel momento Dios les sugerirá las palabras oportunas. No serán ustedes quienes hablen, sino que el Espíritu del Padre hablará por ustedes.
Los hermanos entregarán a sus hermanos y harán que los maten. Los padres entregarán a sus hijos, y los hijos se levantarán contra sus padres y los matarán.
Todos los odiarán por causa de mí; pero el que se mantenga firme hasta el fin se salvará. Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra, pues les aseguro que el Hijo del hombre vendrá antes que ustedes hayan recorrido todas las ciudades de Israel.
Reflexión:
Sencillos, pero críticos; asumiendo los riesgos de la evangelización, confiando en la Providencia. La misión no es ir de picnic, sino aden trarse en contextos difíciles, con la audacia y la certeza del Espíritu. La misión no es una “excursión” sino una “incursión”; Jesús dibuja un paisaje complicado. Pero la certeza de su presencia debe ser garantía suficiente. El misionero ha de saber gestionar la situación con discernimiento, audacia y confianza en el Señor. Y no ha de perder las energías en la autodefensa. Pablo dibuja biográficamente la misión y la condensa en una expresión “peligros” (2 Cor 11,26), pero afirma: “Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Rom 8,31). Jesús dibuja un paisaje complicado, pero la certeza de la presencia debe aportarnos audacia y fortaleza.