Sábado 1º Semana Adviento 1º de salterio
San Ambrosio.
Primera lectura: Isaías 30, 19-21. 23-26
Se apiadará de ti al oír tu gemido.
Salmo: 146, 1-2. 3-4. 5-6
R/. Dichosos los que esperan en el Señor.
Evangelio: Mateo 9, 35–10, 1. 6-8
En aquel tiempo, Jesús recorría todos los pueblos y aldeas enseñando en las sinagogas judías. Anunciaba la buena noticia del Reino y curaba toda clase de enfermedades y dolencias. Y al ver a toda aquella gente, se sentía conmovido porque estaban maltrechos y desalentados, como ovejas sin pastor. Dijo entonces a sus discípulos:
—La mies es mucha, pero son pocos los trabajadores. Por eso, pídanle al dueño de la mies que mande trabajadores a su mies.
Y llamando a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus impuros y para curar toda clase de enfermedades y dolencias.
A estos doce los envió con las siguientes instrucciones:
—Vayan, más bien, en busca de las ovejas perdidas de Israel. Vayan y anúncienles que el reino de los cielos está ya cerca. Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien de su enfermedad a los leprosos, expulsen a los demonios. Pero háganlo todo gratuitamente, puesto que gratis recibieron ustedes el poder.
Reflexión:
Compadecido de las gentes, que andaban a la deriva, “como ovejas sin pastor”, Jesús andaba siempre por los caminos en su misión evan gelizadora, misericordiosa y bienhechora, paradigma de lo que ha deser la misión del discípulo. ¡No hay otra misión ni otro modo de realizarla! Anunciar el Reino de Dios y visibilizarlo en sus obras, curando las carencias humanas, fue la tarea de Jesús. Y es la tarea que encomendó continuar. Y gratuitamente. Es la misión de la Iglesia: hacer que no se note la ausencia del Señor; hacerlo presente. Ella debe ser espacio vivo, profecía creíble y visible del Reino de Dios. Se necesitan, para ello, personas responsables y entregadas a esa misión. Él eligió a los primeros, no a los únicos. E invitó a orar al Señor de la mies que mande obreros a su mies, que es abundante.