Jueves 9ª semana Tiempo Ordinario 1ª de salterio

San Norberto

Primera lectura: 2 Timoteo 2, 8-15

La palabra de Dios no está encadenada. Si morimos con él, también viviremos con él.
 


Salmo: 24, 4-5ab. 8-9. 10 y 14

R/. Señor, muéstrame tus caminos.
 


Evangelio: Marcos 12, 28b-34

En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:
—¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?
Jesús le contestó:
—El primero es: Escucha, Israel : el Señor, nuestro Dios, es el único Señor. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu
alma, con toda tu inteligencia y con todas tus fuerzas. Y el segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento mayor que estos.

El maestro de la ley contestó a Jesús:
—¡Muy bien, Maestro! Es cierto lo que dices: Dios es único y no hay otro fuera de él. Y amar a Dios con todo nuestro corazón, con todo nuestro entendimiento y con todas nuestras fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios.
Jesús entonces, viendo que había contestado con sabiduría, le dijo:
—Tú no estás lejos del reino de Dios.
Después de esto, ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas

 


Reflexión:

La pregunta del escriba es clarificadora, y puede ayudar a clarificar nos. La respuesta de Jesús es de lo más tradicional, desde unos tex tos de la Ley (Dt 6,4-5 y Lev 19,18). No hay que buscar novedades. Dios ya ha hablado. Y su palabra es eterna. Solo nos queda “escucharla”, obedecerla. La respuesta es: AMARÁS. Pero, ¿podemos decir que amamos a Dios con todo el corazón, con todas las fuerzas cuando cualquier cosa es un pretexto para no amarle sobre todo? ¿Y nuestro amor al prójimo? San Pablo describe algunos rasgos del amor cristiano: “es paciente, servicial, no se alegra con la injusticia, se goza con la verdad; cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites” (1 Cor 13,4-7). El amor es la plataforma de vida para el cristiano, pero no un amor cualquiera: “Permaneced en mi amor” (Jn 15,9). La respuesta la sabemos: Amarás. El escriba, esta vez, lo entendió. ¿Y nosotros?.
 


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