Lunes 31º Semana Ordinario 3ª de salterio

San Carlos Borromeo.

Primera lectura: Filipenses 2, 1-4

Dadme esta gran alegría: manteneos unánimes.
 


Salmo: 130, 1. 2. 3

R/. Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor.
 


Evangelio: Lucas 14, 12-14

En aquel tiempo, dijo Jesús al jefe de los fariseos que lo había invitado:
—Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, a tus hermanos, a tus parientes o a tus vecinos ricos, porque después ellos te invitarán a ti y quedarás así recompensado.
Por el contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos. Ellos no pueden corresponderte; y precisamente por eso serás feliz, porque tendrás tu recompensa cuando los justos resuciten.

 


Reflexión:

Continúa Jesús desgranando lecciones aparentemente atípicas. Hoy invita a invertir en bonos del Reino, avalados por el banco de Dios. Exhorta a la gratuidad en los comportamientos y a la opción por los “menores”, a invertir en los “nadies”, en los “sin”, a invertir en bono de gracia. Pero para eso hay que creer en Dios. De lo contrario, las inversiones a corto plazo y de rentabilidad inmediata son las que privilegian nuestras relaciones. Pablo, en sus relaciones, invitaba a los cristianos a buscar no su propio interés sino el de los demás (Flp 2,4). Nuestras inversiones no deben estar guiadas por el interés egoísta. Hay que procurar sentar a la mesa de nuestra vida a los “amigos” de Dios: los pobres, necesitados… Fue la inversión de Dios y de Jesús. Nos movemos por la lógica de la rentabilidad; Jesús nos dice que hemos de optar por la gratuidad; a imagen de Dios que es pura gratuidad.
 


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