Jueves 17º semana Tiempo Ordinario 1ª de salterio

San Alfonso María de Ligorio.

Primera lectura: Jeremías 18, 1-6

Lo mismo que está el barro en manos del alfarero, así estáis vosotros en mi mano.
 


Salmo: 145, 1b-2. 3-4. 5-6

R/. Feliz al que ayuda el Dios de Jacob.
 


Evangelio: Mateo 13, 47-53

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
—El reino de los cielos puede compararse también a una red lanzada al mar, que se llena de toda clase de peces. Cuando la red está llena, los pescadores la arrastran a la orilla y se sientan a seleccionarlos: ponen los buenos en cestos y desechan los malos.
Así sucederá al fin del mundo: los ángeles saldrán a separar a los malos de los buenos. Y arrojarán a los malos al horno encendido donde llorarán y les rechinarán los dientes.
Jesús les preguntó: —¿Han entendido todo esto?
Ellos contestaron: —Sí.
Y él añadió: —Cuando un maestro de la ley se hace discípulo del reino de los cielos, viene a ser como un amo de casa que de sus pertenencias saca cosas nuevas y cosas viejas.
Cuando Jesús terminó de contar estas parábolas, marchó de allí

 


Reflexión:

La oferta de Dios es una oferta abierta, acogedora. La hace él, y solo él tiene derechos sobre ella. Esta es una parábola de orientación esca tológica que subraya un aspecto: la acogida del reino de Dios no esni irrelevante ni irresponsable, tiene sus exigencias y sus consecuencias, pero eso solo lo decide Dios, que conoce los corazones de los hombres. Nosotros somos llamados solo a echar la red, no a seleccionar la redada. Eso es solo obra de Dios. Y a echarla con esperanza y buenas maneras. Una red que no puede “enredar”. Las redes de Dios no enredan, acogen. Caer en las redes de Jesús, paradójicamente, no es caer en una trampa, es el único modo de desenredarnos.
 


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