Fray Domingo Montero no solo es un fraile capuchino con una larga trayectoria en el ámbito bíblico y pastoral, sino también un referente para quienes desean comprender, vivir y transmitir la fe desde la Palabra de Dios.
En esta entrevista repasamos junto a él algunas de sus obras publicadas, reflexionamos sobre el valor de la oración, especialmente el Padre Nuestro, y profundizamos en el significado del seguimiento de Cristo hoy. Además, hablamos de su labor como director de la revista Evangelio y Vida, que desde hace más de cuatro décadas acompaña a miles de lectores en su camino espiritual. Un testimonio lúcido y cercano que nos recuerda que el Evangelio es siempre una invitación a vivir con sentido.
—Hermano Domingo, hablemos de uno de los libros que hemos seleccionado para hoy: "Pablo de Tarso". ¿Qué te motivó a escribirlo y a quién va dirigido?
Este libro nació de una inquietud pastoral: acercar al lector a la figura y al pensamiento de san Pablo de forma sencilla pero profunda. Muchas de sus cartas son densas y no fáciles de leer; por eso quise recoger sus núcleos esenciales y ofrecerlos con claridad. No es un libro de investigación, sino de acompañamiento. Está pensado especialmente para agentes de pastoral, catequistas y personas que desean comprender mejor las claves de la fe paulina. De hecho, el libro culmina con una carta de Pablo a los cristianos de hoy, que busca actualizar su mensaje.
—¿Qué puede encontrar el lector que ya ha leído las cartas de Pablo?
Una guía. No se trata solo de citar versículos, sino de descubrir cómo frases como “Para mí la vida es Cristo” o “Justificados por la fe” nos abren a todo un universo teológico. El libro ayuda a contextualizar y releer a Pablo con ojos actuales. No ofrece novedades académicas, pero sí una lectura espiritual útil y bien fundamentada.
—Pasamos ahora a "El lector de la Biblia". ¿Cuál es el objetivo principal de esta obra?
Solemos decir “lee la Biblia”, pero la Biblia exige a su lector. Este libro intenta perfilar qué tipo de lector necesita: con dimensión humana, creyente y comunitaria. Expongo de forma práctica cómo acceder al texto bíblico desde una actitud adecuada. Está dirigido sobre todo a catequistas y a quienes se acercan por primera vez a la Palabra de Dios.
—¿Cómo puede ayudar esta obra a quien comienza su camino de fe?
Es una herramienta pedagógica. Muy sencilla, pero cargada de sugerencias, citas y caminos de acceso. La Biblia no se abre con la curiosidad, sino con reverencia, y este libro quiere ser un umbral para entrar bien en ella.
—"En Abba. Padre Nuestro", profundizas en una oración que todos conocemos… o creemos conocer. ¿Qué aportas de nuevo aquí?
Creo que el Padre Nuestro es una oración en peligro. La rezamos de forma rutinaria. Este libro quiere enseñarnos a rezarlo de verdad. Como quien vive en una ciudad llena de arte y nunca se detiene a mirar sus monumentos. En el libro abordo cuestiones sencillas pero cruciales: ¿rezó Jesús el Padre Nuestro o solo lo enseñó?, ¿es una oración comunitaria o individual?, ¿es una fórmula o un estilo de vida?
—¿Puede este libro ayudar también en procesos de discernimiento vocacional?
Absolutamente. Porque lo primero que debemos discernir es quién es Dios para nosotros. Y el Padre Nuestro comienza por ahí: “Padre”. Desde esa palabra se despliega todo un proyecto de vida: perdón, misericordia, voluntad de Dios, solidaridad. En definitiva, una espiritualidad que toca el corazón de nuestras decisiones.
—Y ahora "En seguimiento de Cristo", tu obra más reciente. ¿Qué te llevó a escribir sobre este tema?
La convicción de que el seguimiento no es para élites. A veces pensamos que seguir a Jesús es solo para religiosos o personas excepcionales. Pero el Evangelio dice: “Si alguien quiere...”. Es una invitación universal. Nadie está sin vocación. Todos tenemos una llamada. Este libro recoge esa intuición pastoral y la desarrolla desde una experiencia orante y profundamente humana.
—¿Cómo está estructurado el libro?
Tiene varias partes. Primero, una introducción bíblica: cómo se entiende el seguimiento en los Evangelios, antes y después de la Pascua.
Luego, una parte teológica: el seguimiento como don, compromiso, convivencia, diálogo… Y después una dimensión más vital y plástica: la cotidianidad, la cruz, la alegría, la pobreza, las tentaciones. Termina con una reflexión sobre cómo seguir a Cristo hoy, en un mundo secularizado y contradictorio.
—¿Qué público puede beneficiarse más de esta lectura?
Cualquiera que tenga una inquietud por vivir su fe con más hondura. No se requiere una formación teológica. Se necesita sensibilidad, deseo de comprender, de rezar, de dejarse configurar por Cristo. El seguimiento no es imitar externamente, sino dejar que tu vida sea transformada por Él. No es andar detrás, sino caminar con su Espíritu.
—Entre todos estos libros mencionaste también uno especialmente pensado para el gran público: Jesús. Preguntas y miradas. ¿Qué ofrece este título?
Es un libro muy accesible y muy sugerente. A partir de las preguntas que hace Jesús, las que le hacen a Él, y las miradas que intercambia, se propone una contemplación que puede ser punto de partida para ejercicios espirituales, grupos, retiros... Las preguntas “¿Qué buscáis?”, “¿Qué quieres que haga por ti?”, “¿Quién decís que soy yo?” interpelan profundamente. Y las miradas de Jesús –al joven rico, a Pedro, a Judas, a su madre...– nos enseñan a mirar como Él.
—Terminamos con la revista que diriges desde hace décadas: Evangelio y Vida. ¿Qué significa para ti esta publicación?
Es parte de mi vida. La revista nació en el Colegio de Teología de los Capuchinos en León. Empezó en 1966, y desde 1978 la dirijo yo. Su enfoque siempre ha sido pastoral: acercar la Biblia a la vida. Tiene secciones bíblicas, litúrgicas, morales, entrevistas... No es una revista académica, sino una herramienta de formación. Ha tenido gran difusión en América Latina, especialmente gracias a la labor de fray Ignacio de Vegas, pero hoy su ámbito principal es España.
—¿Por qué hay que leer Evangelio y Vida?
Porque sigue respirando Evangelio. Porque ayuda a leer la Palabra con los ojos del presente. Porque tiene autores con sensibilidad y profundidad. Porque su precio es simbólico y su contenido es esencial. Y porque, como decimos nosotros, no es una revista para dormir (de noche), sino para despertar (de día)

—Hermano Domingo, después de tantos años escribiendo y acompañando, ¿qué es para ti hoy la Palabra de Dios?
Para mí, la Palabra es el lugar del encuentro. No una teoría, ni siquiera un consuelo, sino un espacio real en el que Dios se hace presente. Es el diálogo más exigente y más sincero. A veces ilumina, otras cuestiona, otras consuela... pero nunca deja indiferente. No concibo la fe sin la Escritura. Y creo que todo cristiano debería tener en la Biblia no un objeto sagrado intocable, sino un compañero de camino al que se vuelve una y otra vez, como se vuelve a un amigo.
—¿Cómo es tu proceso de escritura? ¿Dónde nace cada libro?
Mis libros no nacen de una estrategia. Nacen de una inquietud, de una necesidad vivida. Escribo sobre lo que me interpela a mí. Y lo hago desde la oración, desde la escucha, desde el deseo de servir. No escribo libros teóricos, sino caminos de acompañamiento. Intento que mis palabras sean andaderas para quien quiere caminar. A menudo escribo con una frase en la cabeza, una que me resuena durante días. La medito, la contrasto con la Escritura, la dejo reposar. Y si veo que sigue viva, empiezo a construir alrededor de ella. Es un proceso muy artesanal. Como tallar madera: con respeto, sin prisa, y con la conciencia de que no es mía la forma final, sino del Espíritu.
Para seguir profundizando.
Fray Domingo Montero recomienda a quienes deseen adentrarse en la espiritualidad bíblica y franciscana, empezar por estos títulos accesibles y fundamentales:
-Abba. Padre Nuestro: una guía para orar lo que tantas veces repetimos sin comprender.
-Jesús. Preguntas y miradas: contemplar al Maestro desde sus gestos y sus silencios.
-En seguimiento de Cristo: descubrir que la vocación cristiana no es un privilegio de unos pocos, sino una invitación universal.
-Evangelio y Vida (revista): una lectura periódica para vivir el Evangelio desde la cotidianidad.
“Seguir a Jesús no es reproducir un esquema. Es dejarse configurar por Él, hasta que su vida se transparente en la tuya.” — Domingo Montero
(Luis López, Coordinador de Capuchinos Editorial)